Jornada de teletrabajo. Distintos estudios empiezan a demostrar que trabajar cuatro días a la semana en lugar de cinco te hace más productiv@. En cualquier caso, conviene además atender a la propia Learnability (Aprendibilidad), porque en este 2020 los conocimientos se duplican cada 72 días. Cumpliendo mi promesa de hacer cinco cursos virtuales cada semestre (de hecho, en la segunda mitad de 2019 he cursado seis: en Harvard, Stanford, Yale, Wesleyan, Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill y en la Politécnica de Tumsk en Siberia, como puedes ver acreditarlo en LinkedIn). Este fin de semana comienzo dos: uno sobre Liderazgo Inspirador en CAse Western University con mi admirado Richard Boyatzis (fuimos compañeros en la desaparecida HayGroup en los 90) y otro sobre Aristóteles y sus sucesores en Penn (Universidad de Pensilvania), impartido por Susan Suvé Meyer. Ya sabes que mi compromiso es seguir así durante los próximos 30 años. Gracias a todos mis profesores de estas prestigiosas universidades.
Mi compañía musical esta mañana han sido los grandes éxitos de los Carpenters.
Me preocupa mucho el problema de la productividad, especialmente en un país como el nuestro en el que es una verdadera lacra. En Forbes, el profesor Henry Chesbrough (Universidad de California en Berkeley), considerado “el padre de la Innovación Abierta”, se preguntaba ‘Por qué la productividad declina en tanto la innovación mejora (y qué podemos hacer al respecto)’. Gracias, Xavier Marcet, por compartirlo en Twitter.
El profesor Chesborough comienza con la facinación del Silicon Valley (IA, Blockchain, coches autónomos, robots danzarines, tecnología exponencial) y con una cita de Jim Spohrer (IBM): en 20 años, gracias a la Inteligencia Artificial, contaremos con el apoyo equivalente a 100 expertos. Sin embargo, en EE UU la productividad ha crecido un 1’1% en tanto desde 1947 a 2007 lo ha hecho a un ritmo medio del 3’7%. ¿Qué está pasando para que se dé esta “paradoja exponencial” entre innovación y productividad?
Tres posibles explicaciones. Una es un problema de medida, lo que nos dejaría muy tranquilos. Sin embargo, es una respuesta complaciente (citando a Proust, “cuando no mides lo que quieres, acabas queriendo lo que mides”). Otra explicación es la diferencia entre “the best and the rest”: las mejores organizaciones sí están aprovechando la innovación para mejorar la productividad, y la gran mayoría no. La tercera, la preferida de autor del artículo, es que no estamos renovando la oportunidad de renovar la infraestructura de innovación (los activos “hard” y “soft”). Chesbourg se refiere al GI Bill de 1944 (millones de soldados volvieron al cole), a las autopistas de los 50 y a DARPA y el programa Apollo en los 60. En tiempos de tipos de interés muy bajos, convendría crear estas infraestructuras.
Es muy posible. Un servidor cree además que la “paradoja exponencial” es un problema de Calidad Directiva. Si la Digitalización no parte de la verdadera prioridad (la Innovación, real, en el Modelo de Negocio), la promesa de eficiencia queda en reducción de puestos de trabajo, pero el empeoramiento del clima laboral conlleva un descenso (o, al menos, no aumento) de la productividad. Estimo que la productividad depende, en alrededor del 60%, Al final y al cabo, se considera probada la correlación (y, razonablemente, la causalidad) entre compromiso (engagement) y productividad de los profesionales. Y el compromiso lo genera, en más del 70% , el Liderazgo (la Calidad Directiva).
Desgraciadamente, ocho de cada diez empresas prefieren invertir en nuevas tecnologías con mandos intermedios y directivos que son, en la práctica, capataces a la vieja usanza,en tanto que sólo el 20$ acomete auténticas transformaciones culturales para que quienes dirigen los equipos sean líderes-coaches y su talento pueda dar su mejor versión a través del empoderamiento, la colaboración, la agilidad en la toma de decisiones y el aprendizaje constante.
En estos tiempos de enfriamiento de la economía, me temo que muchas compañías sufrirán una “contrarrevolución” hacia el alienamiento de su gente y perecerán por no saber jugar al “infinite game” (Sinek) de la sostenibilidad. Sin People ni Planet no habrá Profit por mucho tiempo. La supervivencia no es obligatoria.
Para este año que ha comenzado, te recomiendo “hackear tu productividad” como nos enseña César Piqueras (que no trabaja los lunes y se toma 12 semanas de vacaciones) en su libro ‘Deja de sumar. Multiplica’. Gracias, César, por tus sabias aportaciones.
César nos propone “hackear” (explorar y buscar las limitaciones de un código o máquina) nuestra productividad, porque no nos queda otra. Desde la agilidad mental, con las personas y los resultados, mediante esfuerzo y autodisciplina (músculos que se deben entrenar). Porque para él ser productivo es lograr el éxito (para cada un@ el suyo), “seguir la línea que más eficazmente te lleva a la felicidad”.
¿Qué debemos hackear? Los objetivos, los hábitos y el cuestionamiento.
Hackear los objetivos significa pasar de la regla SMART (MARTE, en castellano) a META3: Medible, Específico, Temporal, Alcanzable, Auténtico y Acción. Todo empieza con un diálogo interno para programarnos: “En la medida que seas capaz de quererte a ti mism@, así serán los resultados”. Nada de quejarse (nadie cambia el mundo quejándose): “Triunfar significa quemar las naves para no poder volver”. Entrenar la fuerza de voluntad (que se agota al tomar decisiones, Baba Shiv, Stanford), ocupándonos primero de lo que más fuerza de voluntad requiere.
Hackear los hábitos: se necesitan no 21 sino 66 días para crearlos (Jean Wardle, University College de Londres). Las mañanas son clave, con un ritual (el de César es dormir 7’5 horas, levantarse a las 6 y las dos primeras horas hacer ejercicio, meditar, visualizar, leer, desayunar con vídeos inspiradores y escribir el artículo para su web). Dejar de procrastinar (que puede costar el 20% del PIB). Su fórmula de la procrastinación es Motivación x Capacidad / (Impulsividad x Demora de la Satisfacción). Energía focalizada: “en el momento en que te as cuenta de cuál es la dirección en la que tendrías que poner tu energía, todo cambia”. Definir tu flecha: siguiendo a Jim Collins, tres preguntas: ¿qué es lo que más te apasiona?, ¿en qué puede ser el/la mejor del mundo?, ¿en qué medida los clientes están dispuestos a pagar por ello? César elige sus proyectos por impacto, visibilidad, mínimo esfuerzo y mayores ingresos. Allí pone su energía.
Los siete hábitos productivos:
- Dormir bien. Siete horas y media, siesta de 20’. Calidad del sueño.
- Hacer deporte. Bien practicado, es maravilloso. Lleva en tu bolsa de viaje las zapatillas de correr.
- Meditar y visualizar. En contacto con nosotr@s mism@s.
- Pensar antes de comer. César se ha quitado azúcar, trigo, alcohol.
- Respirar para mantener tu atención. Respiración diafragmática.
- Eliminar el estrés. Rediseñando nuestro puesto de trabajo, adquiriendo habilidades, evitando el residual (burnout). Dormir más y mejor, organizarnos, movernos, salir a la naturaleza, cortar por lo sano, un café contigo, masaje.
- Planificar las 3 cosas importantes: tiempo libre, prioridades, planificación.
Cinco hackeos: el plan a 8 años (qué quieres haber logrado en 2026): “no esperes ver para creer; sólo si crees puedes ver), el objetivo anual (META3), a vista de pájaro (organización por cubos de tareas), objetivos de la semana y objetivos del día. Empieza por lo más difícil y utiliza Trello (plataforma para la productividad).
Las 3 preguntas para un Hackeo efectivo:
- ¿Esto que voy a hacer es lo más importante?
- ¿Esto que voy a hacer se podría delegar?
- Estoy que estoy dejando para luego, ¿será más fácil después? “No tendríamos que ir a trabajar para cumplir un horario, sino para lograr los objetivos”.
Hazlo en el tiempo que puedas. El viejo paradigma es la ley de Parkinson: “Toda ejecución de una tarea acabará expandiéndose hasta llenar el tiempo disponible”. El nuevo paradigma es ser riguroso en el tiempo que tengamos.
Hackear las reuniones: ser implacables con la puntualidad (de entrada y salida), acorta (y acota) los tiempos, de pie, conduce eficazmente, con un reloj sobre la mesa, sin actas, aportando el coste (inversión) de la reunión.
Hackear el email: no vivir pendiente de la bandeja de entrada.
Decepciona un poco: decir no es centrarse en lo importante, sé menos accesible, céntrate en el largo plazo, elimina lo instantáneo, que la interrupción sea la excepción.
Aumenta tu umbral de resistencia: ponlo un poco más lejos, donde tú decidas
‘I need to be in love’ de Carpenters