De nuevo en Andalucía. Hoy en Cádiz y mañana en Málaga. Me inspira, en el tren hacia la “tacita de plata” esta canción de la Niña Pastori
¿Por qué Cádiz es “la tacita de plata”? Hay cuatro teorías al respecto:
- a principios del siglo XVIII, Felipe V trasladó a la ciudad la casa de contratación para el comercio con las Américas (se convirtió en la quinta ciudad de España), con lo que se llenó de personajes influyentes y adinerados.
- puede ser por la forma de su casco antiguo si se ve desde la bahía: un plato, y encima “una tacita”.
- o por su forma de encalar las fachadas de sus casas, que resplandecen con el sol.
- la que más me gusta es por el brillo del sol que refleja en el agua de mar al chocar contra sus murallas, lo que le otorga un precioso aspecto plateado.
¿Y por qué no quedarnos con las cuatro a la vez? Para un servidor, Cádiz son las Cortes de 1812, el flamenco como creación genial contra el fanfarrón de Bonaparte (que aquí cavó su fosa), la liberalidad de los españoles. Hoy rendiré homenaje a un héroe desconocido como D. Diego Muñoz-Torrero (1761-1829), sacerdote, catedrático y político español que acabó de una vez por todas con la Inquisición, defendió como pocos la libertad de imprenta y lideró el Constitucionalismo español. Pacense de Cabeza del Buey, hijo de un boticario y maestro de latín, estudió Teología y Filosofía en la Universidad de Salamanca. En 1787, con 26 años, fue nombrado por unanimidad Rector de la misma. Realizó en la Universidad de Salamanca una renovación espectacular (incrementó los fondos de la biblioteca, resolvió los conflictos entre Artes + Medicina vs Teología + Jurisprudencia, creó el Colegio de Filosofía, renovó los métodos de enseñanza). Canónigo en Villafranca del Bierzo y diputado a Cortes en 1810 (como representante de Extremadura. como miembro de su Junta Suprema). El 24 de septiembre de 1810 fue el primer diputado en realizar proposiciones de corte liberal, como que la soberanía nacional reside en el pueblo, la separación de poderes, la abolición de la Inquisición (el Santo Oficio estuvo presente en nuestra historia desde 1479), la libertad de prensa y la inviolabilidad del poder legislativo. Presidente de la Comisión Redactora de la Constitución de Cádiz, La bandera de las Cortes (dos fajas de tafetán rojas con una amarilla intermedia) fue regalo de Muñoz-Torrero: utilizada por la Milicia Nacional a partir de 1820, es obviamente nuestra bandera nacional. Detenido por Fernando VII al ser liberal, DMT fue confinado como sacerdote en el Monasterio de San Francisco (Padrón) durante 6 años. En el trienio liberal (1820-1823), Muñoz-Torrero es nombrado presidente de la Diputación permanente del Congreso. Al iniciarse la década ominosa, huyó a Portugal, fue detenido, prisionero y torturado en San Julián de la Barra (Lisboa). Allí murió a los 68 años. Su cuerpo fue trasladado al cementerio de San Nicolás (Madrid) en 1864 y de ahí al Panteón de Hombres Ilustres (calle de Julián Gayarre, junto al Retiro) en 1912. Hay una placa a Diego Muñoz-Torrero en el Colegio Virgen de Atocha (Julián Gayarre, 3) frente al Panteón. El 8 de octubre de 2018, la Junta de Extremadura donó un busto de Diego Muñoz-Torrero al Congreso de los Diputados. Doña Ana Pastor, presidenta del Congreso, y Don Guillermo Fernández Vara, presidente de Extremadura, hablaron en ese acto en el que finalmente se hiciera justicia. Muñoz-Torrero es “uno de los primeros mártires del progreso, uno de sus más decididos adalides” (Evaristo Escalera). Tras varios siglos convulsos, llevamos más de 40 años de Constitución inclusiva.
Voy a tratar de encontrar la biografía de Diego Muñoz-Torrero por Juan García Peréz, editada en Mérida (Editora Regional de Extremadura) hace 30 años. Gracias, Carlos, por ayudarme a encontrarla.
Hoy he estado en el 37º Congreso de Ingeniería Hospitalaria. He tenido el honor de participar en la mesa redonda sobre ‘Tecnología y más humanismo en los hospitales’, moderada por José Mª Gasalla, el maestro de la Confianza, con dos grandes humanistas, las Dras. Isabel Tovar (especialista en Bioquímica Clínica) y Yolanda Pelayo (experta en economía agraria y miembro de la Academia Iberoamericana de La Rábida). “Son tiempos de transformación, disrupción e innovación multidisciplinar. La digitalización recorre los hospitales de arriba abajo y transversalmente. Telemedicina, robótica, la nube, internet de las casas, Big Data, impresión 3D. Y, ¿qué papel juegan las personas en esta revolución? Y, ¿de qué manera está influyendo y va a influir en el papel y forma de actuar de profesionales de la ingeniería hospitalaria, gestores, profesionales de la salud, pacientes y familiares? Aparecen pues grandes retos como: colaboración, coordinación, integración, cohesión, eficiencia, comunicación, trazabilidad, transparencia, seguridad, bienestar, relación humanos con robots”.
He querido empezar con buenas noticias. Según el GCR (Informe de Competitividad Global) del Foro Económico Mundial, publicado este mismo mes de octubre, España es el país de la calidad de vida, por su Sanidad (1ª del mundo, ex aequo) e infraestructura (7ª). Estamos en zona media en innovación (25ª) e instituciones (28ª). Y nuestra “espada de Damocles” es el mercado laboral (61ª).
Sí, necesitamos más Humanismo en esta Crisis. Pero, ¿de qué humanismo y de qué crisis estamos hablando?
La crisis ocurre, como decía Gramsci, cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer”. La crisis anterior, la de 2008, fue una recesión consecuencia del estallido de una cuádruple burbuja (inmobiliaria, financiera, de consumo y de inversión extranjera). Esa crisis se resolvió (al menos, en términos de PIB) con una “deflación interior”: pérdida de salarios en términos reales, exportaciones, menores importaciones. No nos enteramos los ciudadanos de la “salida de la crisis”, porque prácticamente no se pudieron aprovechar de ella. Ahora sufrimos un enfriamiento (slow down economy) con crecimiento del PIB menor del 2% (hemos tenido el peor verano para el empleo desde 2012, apenas 16-200 desempleados menos y 69.400 puestos de trabajo más). En esta desaceleración o enfriamiento, “el ganador se lo lleva todo”. A diferencia de la “exuberancia irracional” (Alan Greenspan) de 1998-2008 y de la recesión a partir de 2008, ahora veremos de verdad ganadores y perdedores.
Sobre el Humanismo, me gusta el concepto de José Antonio Marina. El primero fue, en el Renacimiento, la separación de los “studia humanitatis’ de los “studia divnitatis” de los escolásticos. El pensador toscano Coluccio Salutatti (1331-1406) llamó en 1369 “studia humanitatis” a un tipo de estudios más práctico y parió de “Humanitas” significaba filantropía, amor a nuestros semejantes, y se simbolizó en un tipo de letra que sustituyó a la gótica. El pensador toscano Coluccio Salutatti (1331-1406) llamó en 1369 “studia humanitatis” a un tipo de estudios más práctico, distinto de los “studia divinitatis” de los escolásticos. Entre los grandes humanistas, Erasmo de Rotterdam, Tomás Moro, Juan Luis Vives y por supuesto Miguel de Cervantes (creo que ‘El Quijote’ es la cima del Humanismo). El humanismo de segunda generación, siguiendo a Marina, es la distinción entre las ciencias sociales y las ciencias naturales (como economista, me siento más cerca de las primeras que de las segundas, y me alegro mucho de que más de la mitad de los economistas galardonados con el Nobel en la última década lo han sido por sus aportaciones a la Behavioral Economics). El humanismo de tercera generación trata de comprender el talento, entendido como inteligencia en acción.
La inteligencia humana en sus creaciones. Por eso estamos en el Talentismo, la nueva era en la que el Talento es el motor de transformación. Según la UE, por cada dos puestos de trabajo que se destruirán por la robotización (efecto “Terminator”) se van a crear cinco (efecto “Ironman”). Eso es, empleos cualitativamente muy diferentes. Ante la digitalización, el Humanismo de tercera generación reivindica las islas CIEs (Creatividad, Intuición, Emocionalidad), según han demostrado Carl Frey y Michael Osborne (Universidad de Oxford).
¿En qué deben desarrollar su Talento los ingenieros hospitalarios, los ingenieros en general y todos los que cursan carreras STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería, Matemáticas)? Precisamente en pensamiento conceptual, pensamiento crítico, sana ambición e inteligencia emocional (que es el 90% del Liderazgo).
Se dice que ingeniero proviene del inglés “engine” (máquina), por las máquinas de vapor en la época de James Watt, y de los hombres-máquina que las creaban y cuidaban. “Ingenium”, en latín, es algo que se crea por sí sólo (del prefijo “in”, en, y “genium”, crear, como en “engendrar” “genes” o “genio”). En la Globalización 4.0, del IoT (Internet de las Cosas), la creatividad, la inteligencia emocional y la intuición son más valiosas que nunca. Tomemos nota (conscientemente), hagamos un plan de acción y si te ayuda un/a coach (proceso de acompañamiento), mucho mejor.
¿Qué tienen en común Satya Nadella, el ingeniero de 52 años nacido en Hyderabad que como CEO de Microsoft ha conseguido crecimientos del valor de la acción del 22-27% anual, y el mencionado Diego Muñoz Torrero? La empatía, la capacidad de ponerte en el lugar de tus semejantes, que es precisamente la clave de los humanistas.
Contradicciones del Humanismo + en esta nueva Crisis. De Marta Soto, ‘Me contradigo’
¿Qué hacemos tan lejos tú y yo?