La reunión ayer por la mañana con profesionales de RR HH de todo tipo de sectores, desde el de las misiones cruciales al de la talla de piedra, y la cena por la noche (en Alma de Mar) con uno de los Directores Generales a los que más admiro por su capacidad de conseguir resultados y hacerlo con una “mentalidad start-up” en un entorno particularmente burocratizado, me han hecho plantearme en las últimas horas la pregunta: Si en una empresa los resultados no acompañaran en este enfriamiento (slow down) de la economía, ¿qué debería hacerse?
Hace unos días revisaba en este Blog los datos de la economía española en el GCR (en inglés, Informe de Competitividad Global) 2019-2020 del World Economic Forum, y sacaba a la luz que España es el país 116º del mundo (sobre 141 analizados) en HFP: “Hiring and Firing Practices”, Prácticas de Selección y Desvinculación. Un dato particularmente grave, que evidentemente no está entre las principales preocupaciones de los españoles (según el CIS, ahora son el paro, los políticos, la corrupción, la economía y la inmigración) pero que debería analizar cada empresa.
Como “imágenes de la organización” (Gareth Morgan), deberíamos abandonar la mentalidad mecanicista (la empresa como máquina) y alcanzar la de crecimiento (la empresa como organismo vivo). De hecho, la empresa como ecosistema híbrido (una de las cinco tendencias del “Future of Work”, del Futuro del Empleo). Me gusta especialmente la metáfora del río.
Según el Diccionario de la Real Academia, un río es en su primera acepción “una corriente de agua continua más o menos caudalosa que va a desembocar en otra, en un lago o en el mar” (el Dr. Jesús Horacio García, profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, enseña a sus alumnos que esta definición no es ajustada ni en la necesidad de agua, ni en el caudal ni en la desembocadura). Y también es río la “gran abundancia de una cosa líquida” (ríos de tinta) y la “afluencia de personas”. ¿Qué pasaría con un río que en la fuente y en la desembocadura no llevara agua potable?
En este entorno de enfríamiento económico en el que “el ganador se lo lleva todo”, y por tanto hay más que nunca vencedores y perdedores, es responsabilidad de la empresa suministrar a la sociedad personas empleables. Si la empresa se estanca, como el pobre Mar Menor, la vida se asfixia.
Para ello, ¿qué debe hacer?
- Desvincular elegantemente. El outplacement profesional es un imperativo empresarial. Cuando las personas salen de la empresa con un programa adecuado, se recolocan en pocos meses en más de un 87% de los casos. Si no, están perdidos en un mercado laboral muy complejo. Es falta de humildad (y de sensatez) que la empresa no tenga un socio adecuado de desvinculación.
- Atraer adecuadamente. Con una Propuesta de Valor al Talento bien comunicada, en la que el propósito es nuclear.
- Seleccionar competitivamente, con perfiles de talento que muestren la cultura idónea para la empresa, y un proceso de selección riguroso. Si seleccionas de cualquier manera, olvídate de contar con el talento que necesitas.
- Fomentar la movilidad interna. Las empresas se estancan, además de porque no renuevan a su gente, porque dejan a sus profesionales haciendo lo mismo durante años, durante décadas. La energía debe transformarse a través de la movilidad interna; si no, no hay plan de carreras (no olvidemos que el talento es una foto y la carrera, una película).
- Pasar de la clásica “gestión del desempeño” (burocrática, tediosa, inútil) a las conversaciones de carrera resulta esencial. En caso contrario, la experiencia del talento (sea empleado o knowmad que colabora con la empresa) queda muy mermada. La compañía que siga teniendo jefes (de ordeno y mando, que dan instrucciones y practican la microgestión) y no líderes-coaches (centrad@s en el desarrollo del talento de sus colaboradores: educación, exposición y experiencia) no tiene futuro en absoluto.
- Transformar la Cultura de la queja y el sufrimiento a la responsabilidad y el sano orgullo.
- Aprender constantemente. La empresa no se puede “enriquecer” si no se enriquecen quienes forman parte de ella.
¿Queremos que nuestra empresa crezca rentablemente? Pues necesitamos profesionales con las 3 E (como diría Gemma Gasulla, de mésDona): personas
- que se Encuentran a sí mismas (no están ansiosas, sino disfrutando).
- Enamoradas del proyecto.
- Empoderadas para dar el mejor servicio al cliente y cobrar por ello de una forma digna y merecidas.
Las empresas, como los ríos, deben vibrar. Para ello, la ilusión es el componente principal. Una ilusión que debe manar de l@s líderes, de quienes guían el proyecto. No queda otra.
La canción de hoy, ‘Deep River, Mountain High’ en la versión de Tina en vivo (2000), mucho más marchosa que la de Ike y Tina Turner 35 años antes