Todo un honor participar en el Fórum de la Empresa Familiar en Esukadi, organizado por AEFAME. La Asociación, constituida en 2015, está compuesta por 62 empresas que facturan conjuntamente más de 14.000 millones de euros y tienen empleadas más de 15.000 personas. Las empresas familiares son el 85% del total y generan el 43% del valor añadido bruto con más del 62% del empleo. Mi agradecimiento al presidente de AEFAME, Javier Ormazábal, a toda la junta directiva y a Gaizka Zulaika, su director. “Unas mismas raíces, un tronco común”.
He hablado sobre el Talento como Reto familiar. Hay mucho interés en las empresas familiares por conseguir que las siguientes generaciones se queden en la compañía que fundó la familia. ¿Qué pueden hacer las organizaciones?
Primero, darse cuenta de que hemos pasado del Capitalismo al Talentismo, una nueva era en la que el Talento es lo más valioso, el motor de transformación. Una nueva época que es conceptual, conductual (Behavioral Economics) y de generosidad (una gran cualidad del Talentismo). La época de la Globalización 4.0 (Foro Económico Mundial, Davos), en la que, como dijo Jack Ma (Alibaba) precisamente en aquel foro, “hay expertos del pasado pero no hay expertos del futuro”.
Estamos en una época de escasez del talento (24% en España, 47% en el mundo) y hemos de definirlo bien. Siguiendo la definición de Talento de José Antonio Marina, que supera la de la Real Academia de 2014, es la inteligencia que elige bien las metas, maneja la información, gestiona las emociones y practica las virtudes de la acción. Un concepto ligado a la puesta en valor,
¿Qué pueden hacer las empresas familiares para atraer, fidelizar y desarrollar el talento, sobre todo el de las nuevas generaciones de sus propias familias?
De un lado, tener muy claro lo que es la motivación. Nadie motiva a nadie (la motivación extrínseca, la del palo y la zanahoria, no funciona). La motivación es intrínseca, es interna: es un movimiento de dentro a fuera. Y las tres claves, según nos enseñó Daniel Pink (‘La sorprendente verdad sobre qué nos motiva’, que tuve el honor de prologar en su edición en castellano), son el Propósito, la Autonomía y el Aprendizaje.
Y de otro lado, conocer y practicar las cinco tendencias del futuro del empleo (que ya es presente, mal distribuido entre las empresas ganadoras y las que desparecerán pronto).
- Talent Magnet: Atraer de una manera única. Altas expectativas y una entrega aún mayor (factor Clooney). Una Propuesta de Valor al Talento que genere compensación más allá de la retribución.
- Skills Revolution: Aprender de una manera única. Dedicar de los 24 minutos actuales a la semana al 20-30% de nuestra jornada laboral. Tal es la importancia de la Learnability.
- Talent Hybrid Ecosystem: Sumar de una manera única. Equidad de género, integración de generaciones, transhumanismo (Empleabilidad Digital) y personas con distintas capacidades en la economía de la inclusión.
- Talent Experience: Vivir de una manera única. Hemos de tener en cuenta que el talento es una foto y la carrera (profesional, personal) es una película. Son esenciales las conversaciones de carrera entre l@s líderes y sus equipos de colaboradores.
- Digital Leader: Liderar de una manera única. Es el “talento para influir decisivamente en los demás, desde la credibilidad, la autoridad moral y el ejemplo”.
Las herramientas prácticas para atraer, fidelizar y desarrollar el Talento son:
- Modelo de Liderazgo Propio (ligado a la misión, visión y valores de la empresa).
- Mapa de Talento (tanto en desempeño como en potencial).
- Valoración objetiva del Talento y del Liderazgo (meritocracia).
- Conversaciones de carrera (el líder como coach).
- Tándem (la unidad mínima de Liderazgo).
Es cuestión de determinación (Grit), pasión y perseverancia. Hemos de movernos porque lo que interesa a los empresarios (el crecimiento rentable, la innovación eficiente, la productividad, la reputación, la sostenibilidad de la compañía) depende esencialmente del talento individual y colectivo.
La canción de hoy, de Sade: Love is stronger than pride (1988)
La nigeriana Sade Adu tiene 60 años. Se casó con el director de documentales español Carlos Scola en 1989 (se divorció en 1995) y tiene un hijo de 23 años fruto de su relación con un músico jamaicano. Desde hace unos años vive en la campiña inglesa, en Gloucester, con un Ian Watts, un químico que formó parte de la Armada británica, que es su pareja desde hace cuatro años. Su último disco es de 2012. Fue condecorada con la Orden del Imperio Británico en 2002.
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