Sábado de auténtico descanso. Me he levantado realmente tarde (a las 10), desayuno en Cala Millor (entre madres y padres que sueltan a sus hij@s para que griten a sus anchas), el episodio final de la segunda temporada de First Team: Juventus en Netflix (la cuarta Copa de Italia y el 7º Scudetto consecutivos, además de la retirada de Gigi Buffon tras 17 años en el equipo), piscinita, algo de gimnasio…
Ayer fuimos a ver en su día del estreno en España Los Increíbles 2, dirigida por Brad Bird. Tras casi 15 años de la primera parte. vuelve a sorprendernos y ya se ha convertido en un taquillazo en los Estados Unidos (más de 1.000 millones de dólares de recaudación, algo que sólo han conseguido 7 pelis de animación, entre ellas otras dos de Pixar: Toy Story 3 y Buscando a Dory). Brad Bird ha pasado por el cine no de animación (la cuarta entrega de Misión Imposible, Tomorrowland) y se nota. Retoma la cinta donde dejó la inicial (la familia Parr persigue al socavador, doblado en España por el gran Álex de la Iglesia) y en lugar de plantearse cómo serían Violeta y Dash como adultos y Jack-Jack como adolescente, continúa con sus vidas como las dejó en 2004. Ha pasado una década y media, como si nada.
Sin embargo, hay una serie de temas de vanguardia que recoge esta nueva entrega de Pixar:
– Los superhéroes ya no son lo que eran. Marvel (Disney) y DC han lanzado numerosas películas entre la primera y la segunda parte de Los increíbles. Los superhéroes han sido ilegalizados, un magnate se propone reivindicarlos y se presenta una crítica soterrada a si dejar la responsabilidad a “los superhéroes” menoscaba la nuestra como ciudadanos (Trump for president?). Más allá de la admiración por el Top Talent, cada un@ de nosotr@s debería asumir el control de sus propias vidas.
- Liderazgo Femenino: Elastigirl (la mamá increíble) es la autentica protagonista de la película. ¿Por qué? Porque es más atenta, meticulosa y prudente (oxitocina) que su marido (Mr. Increíble), que anda rompiéndolo todo. El padre de familia es el que debe quedarse en casa, y no le resulta nada fácil la educación de sus hijos.
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Las nuevas matemáticas: en casa, Mr. Increíble debe enseñarle a su hijo Dash unas matemáticas que desconoce. Y es que las ciencias adelantan que es una barbaridad.
– ¿Las pantallas nos vuelven idiotas? El “malo” (o la “mala”) de la película utiliza las pantallas para hipnotizar a tod@s, incluid@s l@s superhéroes. Una crítica a internet y a la digitalización, buen siervo y mal amo.
- Un tándem efectivo. Las empresas tecnológicas suelen contar con un tándem formado por un genio (à la Wozniak en Apple, primera empresa que vale más de un billón de dólares) y un comercial que sabe rentabilizar, poner en valor, el talento (el mítico Steve Jobs). Aquí son dos hermanos (Evelyn y Winston Deavor) cuyo padre creía en los superhéroes.
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La experiencia de cliente. Winston Deavor es el CEO de DevTech (Cacharritos tecnológicos). Es un comercial nato, monta ruedas de prensa multitudinarias, dirige a los superhéroes con un propósito lobale y recuerda al Walt Disney de “si puedes soñarlo, puedes crearlo”. Un líder de nuestro tiempo, en la atmósfera de los 60.
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La tecnología es un medio, no un fin. Evelyn Deavor es la mente del tándem. No hay problema que no pueda resolver. Se hace amiga de Helen (Elastigirl) y es la que decide que es la más efectiva para los propósitos de la empresa. Es la primera villana principal de Pixar (mujer contra mujer), posee un toque Winona Ryder (pelo corto, distanciado) y, como Batman, la muerte de sus padres le hace posicionarse respecto a los superhéroes.
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El bebé es un “perverso poliformo” (Freud). Jack-Jack, el miembro más joven de la familia, cuenta con 17 poderes distintos, pero no sabe gestionarlos. Es el potencial del talento de los primeros años, que si no se aprovecha, se pierde.
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Los políticos, a manos de los emprendedores. En el barco de los Deavor, los políticos (con la “embajadora”, voz de Isabella Rosellini, al frente) rubrican el regreso de los superhéroes a la legalidad. Políticos que, en su mayoría (como se indica en la película), en su mayoría no entienden la generosidad altruista.
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El diseño italiano. Y el fascinante personaje de Edna Moda (la voz la pone el propio director de la película, Brad Bird). Inspirada (0or sus gafas y su pelo) en la malvada Anna Wintour, jefa de Vogue (personaje interpretado por Meryl Streep en ‘El diablo viste de Prada), con un acento germano-japonés propio de Rei Kawakubo (Comme des Garçons), con toques de la diseñadora de vestuario de Hollywood Edith Head. Y el parecido físico con la actriz Linda Hunt es innegable. Edna es amiga de la familia, y nos enseña que en el Talentismo el diseño es más importante que nunca. A más digitalización, mayor peso del diseño, porque estamos en la era conceptual, en la economía de la atención. Irritada por el traje gris que para Elastigirl ha diseñado Alexander Galvatti, Edna se convierte en “diseñadora exclusiva” de la familia Increíble.
Gran película
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