AVE a Barcelona a las 6,30 de la mañana y primera reunión, antes de las 10, en el Club de Excelencia en Gestión de la ciudad condal. El próximo día 20 tendremos una jornada sobre Excelencia principalmente vinculada a la Salud y a los Hospitales. Una serie de ellos han implantado con éxito el Modelo Europeo de Calidad (EFQM) y varios son clientes de Right Management. Mi gratitud a Miquel por tan interesante iniciativa.
En la librería de Atocha, Relay, el honor de encontrar varios ejemplares de ‘Liderazgo Innovador para dummies’, coescrito con la Dra. Ana María Castillo. Confío en que pronto tengan el nuevo libro ‘CR007. Licencia para ganar’, de Leonor Gallardo con un servidor (Liberman Editorial) sobre el paralelismo de Cristiano Ronaldo y James Bond como iconos. Gracias a quienes ya lo estáis leyendo y nos comentáis que os resulta ameno y didáctico. Pronto lo presentaremos en Madrid y otras ciudades.
En el tren he estado leyendo ‘El cerebro inconsciente. Los automatismos de nuestra mente’, de Marcos Quevedo Díaz (Biblioteca de Neurociencia y Psicología). “El cerebro es el órgano más complejo de nuestra anatomía y quizá el objeto más complejo de nuestro universo”. Siempre está procesando, integrando o almacenando información. Antes, la consciencia se definía desde la religión, la filosofía o las artes; hoy lo hace la ciencia. Adam Zeman define la consciencia como “el estado de pleno autocnocimiento, la capacidad de percibir, interactuar y de comunicarnos con el entorno y con otros individuos de la manera integrada que dicho estado de despertar implica”. Por ello, significa tanto estar despierto (“awake”, en inglés) como alerta (“aware”).
Dos dimensiones de la consciencia, según Marco Mula, Francesco Monaco y Andrea E. Cavanna: el nivel (de estado de despierto) y el contenido (sensaciones, emociones, memorias, ideas, experiencias y pensamientos que se organizan en nuestra mente mientras estamos conscientes). Ambos pueden manifestarse de una manera anormal, patológica, como en la esquizofrenia.
Por debajo del umbral de consciencia, el cerebro inconsciente se encarga de percibir, integrar, procesar y/o almacenar toda aquella información de la que no nos damos cuenta de manera subjetiva (como diría el gran Chiquito de la Calzada, la consciencia es el “¿te das cuen?”). Estado de alerta o de sueño, percepción consciente o subliminal (piloto automático). La consciencia es personal, estable, de contenido unitario y modular, continua, selectiva y se enriquece con la experiencia.
Como bien sabes, el cerebro está compuesto de neuronas, la unidad mínima funcional del sistema nervioso. Son células muy especializadas en recoger estímulos y dar respuestas eléctricas. “El cerebro se encarga de procesar toda la información que procede del entorno a fin de dar una respuesta adecuada que facilite la supervivencia”. Cada hemisferio cerebral se divide en cuatro lóbulos: frontal, parietal, temporal y occipital. Cada uno desempeña una función bien definida. Respectivamente, controlar los movimientos, planear y ejecutar (es la última frontera para que la información acceda a la consciencia); la integración de los sentidos, de forma consciente e inconsciente; la memoria y navegación visoespacial; integrar la información que recibimos de manera visual, consciente o inconsciente.
Por debajo del occipital se encuentra el cerebelo, que afina los movimientos de la vía motora, importante en el aprendizaje y el tono muscular. Más abajo, el tallo cerebral: mesoencéfalo, puente y bulbo raquídeo. El mesoencéfalo, esencial para la consciencia, es como un interruptor de encendido y apagado.
Cinco sentidos de exterocepción (medio exterior) que reciben información. También contamos con sentidos de interocepción: el sistema vestibular o de equilibrio (arriba y abajo) en el oído interno: rara vez accede a la consciencia; el sentido de la propiocepción (la posición de una parte del cuerpo respecto a otra): tacto; los sensores a las variaciones químicas de la sangre; a las variaciones físicas (temperatura, presión). Los sentidos internos son inconscientes e infalibles; los sentidos externos pueden engañarnos.
¿A partir de qué momento evolutivo el cerebro humano tuvo consciencia? No lo sabemos, si bien hace 315 M años los anápsidos ya tenían protoconsciencia. ¿Y en qué momento del feto? No hay respuesta. En Cambridge en 2012 varios neurocientíficos firmaron el manifiesto por la consciencia de los no-humanos: todos los mamíferos la tienen en mayor o menor medida.
Según Darwin y Michael Denton, la consciencia pudo surgir por la necesidad de crear una “imagen mental” del mundo. Autoconsciencia (de un@ mism@), desde los 2-3 años, y del mundo exterior: desde la juventud hasta los 40 años, pico de capacidades cognitivas. En la vejez, mayor proyección de la consciencia hacia el pasado.
Percepción consciente y subconsciente: ilusiones ópticas, parpadeo atencional, enmascaramiento del estímulo, rivalidad binocular, ceguera al cambio. ¿Qué tienen en común la memoria, las emociones y la inconsciencia? Tanto las emociones como la memoria comparten estructuras del cerebro: el lóbulo temporal, y en concreto el sistema límbico, con la amígdala y el sistema entorrinal. Regula el impulso y el comportamiento afectivo. El procesamiento emocional ocurre de manera inconsciente (teoría de James-Lange. La memoria actúa por codificación, almacenamiento y recuperación. Hay memoria sensitiva (en milisegundos), memoria a corto plazo, memoria a largo plazo (que se divide en declarativa o explicita y procedimental). La memoria explícita se divide a su vez en episódica (fechas, etc) y semántica (conocimiento del lenguaje y del mundo). La memoria depende de la interacción de varias regiones corticales, que dependen del tipo de memoria y de la naturaleza de la información. “Las emociones y la memoria son procesadas conscientemente como sentimientos y recuerdos, respectivamente”.
El sueño y la consciencia durante la inconsciencia. El sueño sigue una serie de etapas: completamente despierto, somnolencia (estadio N1), sueño no-MOR (estadio N2), sueño no-MOR (estadio N3), sueño MOR o paradójico. Todo el ciclo, unos 90’. El inconsciente es el mundo de los sueños, desconectado de la realidad, formando un mundo analógico interno, con pérdida del pensamiento reflexivo y el control voluntario, con amnesia e híperemocionalidad.
Estados alterados de consciencia. El grado máximo de pérdida de consciencia es la muerte cerebral (coma, estado vegetativo). El estupor, la obnubilación o el letargo representan diferentes grados de afectación de la consciencia. Otros casos son las agnosias, la ceguera cortical, la esquizofrenia. Puede inducirse artificialmente por psicoestimulantes como la cafeína, anestésicos, drogas como el LSD o la mezcalina.
Un texto muy didáctico y actualizado el de este neurocientífico, profesor de la Universitat Pompeu Fabra. Gracias, Marcos.
En otro orden de cosas, May McIlwain (Hootsuite, la plataforma de gestión de redes sociales más utilizada) era entrevistada por Marimar Jiménez en Cinco Días: “Los CEOs activos en redes sociales atraen talento y elevan ventas”, “José María Álvarez-Pallete (Telefónica), Ana Botín (Santander) y Antonio Huertas (Mapfre) son tres buenos ejemplos de ejecutivos que utilizan bien las redes sociales. A nivel internacional, destacaría a Richard Branson”. “un estudio reciente demuestra que el 50% de la reputación de una empresa depende de la reputación del CEO y que las redes sociales son un canal perfecto para comunicarse con empleados, clientes y socios”. Capital social: Liderazgo basado en la confianza y no en el miedo. Hootsuite, que nació en Canadá en 2008, trabaja con el 80% de las Fortune 1000 y en España con el 30% del IBEX. Más de 1.000 empleados.
La canción de hoy, de The Coors: So Young
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‘Cause we are so young now
We are so young, so young now
And when tomorrow comes
We can do it all again.
We are chasing the moon
Just running wild and free
We are following through
Every dream, and every need”.
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