Disfruté mucho ayer en Alicante, tanto con el almuerzo con el think tank de empresarios y directivos, con Andrés Pedreño como magnífico anfitrión (Andrés es un sabio, un humanista empeñado en hacer de este mundo un lugar mejor y en posicionar a Alicante como ecosistema de Talento), con la sensacional presentación del nuevo libro de Fernando Botella, ‘Bienvenidos a la Revoliución 4.0’ y con el pregón de Hogueras (90º aniversario) de Nuria Oliver, referente nacional e internacional en Tecnología. Alicante está en el 4.0 con Nuria Oliver, Andrés Pedreño, Manuel Bonilla, Julio Sánchez y otr@s maravillos@s “Quijotes” en la vanguardia del nuevo Humanismo, como pudo comprobarse en el Foro SUMA sobre Blockchain hace apenas una semana, que tanta repercusión está teniendo. Atención a esta Marca Ciudad, que está dando tan buenas noticias.
Tren a las 10,30 de regreso a Madrid. Leo en Cinco Días el artículo ‘Zidane o el arte de saber marcharse a tiempo’ de Elisa Castillo y Pablo Sempere. “La dimisión del técnico blanco, tras ganar la Copa de Europa, abre un debate sobre la idoneidad para dejar el cargo”. Expertos en Liderazgo coinciden en que la decisión es coherente y ha sido bien gestionada”.
Con la resaca de la tercera Champions consecutiva, con la espinilla de no haberlo hecho bien en Liga y Copa. “Saber irse a tiempo es vital en la vida. A veces, un capítulo se resiente por hacerse demasiado largo, y otros se hacen cortos porque se han cerrado muy pronto. Es cuestión de olfato, y Zidane ha demostrado tenerlo”, opina mi buen amigo Santiago Álvarez de Mon (IESE), maestro de Liderazgo. “Ya lo hizo como jugador, teniendo todavía un año de contrato, y acaba de repetir la jugada”. Y añade: “Mejor cuando todo está en lo alto que cuando alguien empieza a reclamar tu marcha porque las cosas no van bien”. “Se ve que es una persona con un entorno familiar estable, sencillo y normal. Esto demuestra que su única pasión no es el fútbol, que fuera hay algo más”. “Hay que centrarse en la persona que eres, y no en el personaje, que es efímero y pasa”. “El poder es una droga, y alejarse de eso es complicado. A muchos les da miedo que su teléfono no siga sonando”.
Ceferí Soler (ESADE) comparte este punto de vista: “Saber salir a tiempo cuando se tiene éxito es lo más difícil, pero también lo más inteligente”. “Va a tener ofertas de gran categoría porque se ha ido siendo el mejor”. La estrategia, según Soler, responde a un cambio de paradigma. “Antes se creía que si las cosas funcionaban bien, no mejor era no tocar nada. Ahora con la globalización y los cambios tecnológicos muchos se han dado cuenta de que cuando las cosas van bien es precisamente el momento óptimo para hacer cambios para seguir cambios”. Es precisamente lo que dijo Zizou en su última rueda de prensa como entrenador: “El Madrid necesita un cambio para seguir ganando”. Además, Zidane “en el vestuario tiene que entrar cada semana a apagar fuegos pero no ha dejado entrever nada de ello”.
Yolanda Portolés (Universidad Pompeu Fabra) alaba su sinceridad. “Es muy honesto reconocer que uno no se siente capaz o no tienen las fuerzas necesarias para liderar un cambio”. “No pasa nada por admitir el fracaso”. “Únicamente ha atendido a motivos propios, sin atribuir nada que pueda dañar la imagen del club, aunque nadie se le escapa que es muy difícil de gestionar”. La profesora Portolés anima a hacer un balance previo y reposado para tener claros los motivos por los que se toma la decisión; definir cuál será el próximo objetivo profesional; ofrecer una “buena comunicación de salida”, con honestidad; facilitar un proceso de relevo. “Quedar bien con el equipo es esencial porque el networking profesional nos va acompañar”.
Pablo Sempere y Elisa Castillo han tenido la generosidad de incluirme en este cuarteto, junto a los profesores de Business Schools más notables en Liderazgo. Un servidor ha hablado de la ley de Yerkes-Dodson, la U invertida entre tensión y rendimiento: a partir de un punto, el estrés bueno (eustrés) se convierte en malo, en agotamiento psicológico. Del equilibrio entre legado y riesgo (que se debe analizar), de la fantasía de seguir actuando igual (y creer que obtendrás los mismos éxitos) en un contexto crecientemente competitivo. En el factor Mandela (Nelson Mandela se comprometió a ser presidente sólo una legislatura).
Mi gratitud a tan estupendos periodistas (el artículo es brillante) y a compañer@s como Santi, Ceferí y Yolanda. Es un honor como Head of Talent de ManpowerGroup haber formado parte de este cuarteto.
He estado analizando científicamente la rueda de prensa de Zidane anteayer y no tiene desperdicio, ni en los detalles (la serenidad) de Zizou ni en los gestos (que denotan emociones) de Florentino. Una relación entre ellos desde hace 18 años, cuando le escribió el presidente al entonces jugador de la Juventus en una servilleta en Montecarlo si quería venir al Madrid. El resto es historia. Seguiremos aprendiendo mucho del Liderazgo Zidane.
En El País, también ayer, Ignacio Vidal-Folch escribía sobre ‘El filósofo que salta a los terrenos de juego’. Se refería al ensayo ‘En qué pensamos cuando pensamos en fútbol’ ya su autor, Simon Critchley (Hertfordshire, Inglaterra, 1960). Sobre Zidane, el filósofo opina: “Es un carácter extraño para un futbolista”. “Creo que fue Virginia Woolf la que habló de una oscuridad que es el yo. El yo es como un tiburón, o un escualo, o una criatura bajo el agua… En Zidane se ve. Y se ve también la melancolía de lo que se ha hecho, porque cuando algo se ha hecho, se ha acabado. ¿Y ahora qué? ¿Qué será lo próximo? Él muere, como ya murió cuando dejó de ser jugador, en 2006, y ahora, como entrenador, ha vuelto a morir. Y creo que es muy consciente de eso”.
El libro de Critchley tiene un capítulo consagrado a “la paradoja de Zidane”, a la verdad oscura y profunda que se advierte claramente, debajo de la firmeza, el hermetismo y la severidad del rostro, y detrás del continuo movimiento del fútbol: “Un núcleo de inmovilidad y silencio” o “el esbozo de una interioridad inaccesible, de una realidad que se resiste a la mercantilización, de una atmósfera”, atmósfera que el autor relaciona con el retrato de Inocencio X de Velázquez. “En el fútbol la suerte es importante, y el Real Madrid la tuvo en la final, pero la cuestión es: ¿has creado suerte? Has de ayudarla. Sobre este tema me gusta citar a un campeón de golf norteamericano que dice: ‘Cuanto más practico, más suerte tengo”. Tiene mérito en este hombre que fue criado en una devoción fanática por el Liverpool, club al que se siente unido por un compromiso religioso. “Y en la creencia no solo de que mi equipo es muy bueno, sino de que sus seguidores son especiales y la cultura que lo rodea, única”. Pasión y creencia que se ha asegurado de inculcar en su hijo. Critchley, que ya había escrito sobre la Fe o sobre Bowie, considera que “La pasión futbolística es una bendición para la gente, que en torno al duelo deportivo tiene acceso a un universo perfectamente ordenado y delimitado, y una alternativa a la vida cotidiana: Al mirar el fútbol entramos en un mundo diferente, maravillosamente idiota. Porque pese al cinismo, la corrupción y el capitalismo crónico propios de este deporte, ser hincha te obliga a creer en las hadas, a comportarte como un estúpido y a tener un cierto grado de optimismo”. Cuando él tenía 26 años y Gadamer 86, ¿de qué hablaron? “De fútbol. Porque el fútbol socializa”.
La canción de hoy, de Pink: What about us:
_
La entrada Zidane o el arte de saber marcharse a tiempo se publicó primero en HABLEMOS DE TALENTO.