Ayer disfruté mucho como lector de un delicioso paseo matinal por la Feria del Libro. La Feria es como la sociedad del espectáculo que vivimos (como me contó Eduardo Martínez Rico, “un gran océano”): en la superificie, l@s youtubers e influencers que much@s adolescentes que deseaban su autógrafo. En la profundidad, filósofos, periodistas y escritores con auténtico talento literario. Es una decisión personal limitarse a lo banal o calar hondo.
Estuve charlando distendidamente con el coronel Pedro Baños (diplomado de Estado Mayor), que me firmó ‘Así se domina el mundo’ (sexta edición) y con el propio Eduardo Martínez Rico, que hizo lo propio con la novela biográfica ‘Fernando el Católico. El destino del Rey’ (como sabes, ‘El Príncipe’ de Maquiavelo es un análisis del Rey Fernando de Aragón). Conversé con la psicóloga y sexóloga Ana Sierra, autora de ‘Conversaciones sexuales con mi abuela’ (Una divertida guía de “mindfulsex” para todos). Dialogué con el poeta Benjamín Prado, que tuvo la generosidad de dedicarme su Poesía Completa, ‘Acuerdo verbal’ (1986-2014) y recordamos a nuestra común amiga Laura Chica. Me encantó charlar con el periodista Manuel Hidalgo y que me firmara su ‘Pensar en España’, conversaciones con Savater, Javier Gomá, Carmen Iglesias, Javier Marías, José Antonio Marina, Aurelio Arteta, César Antonio Molina, Juan Pablo Fusi, Luis Alberto de Cuenca, Manuel Gutiérrez Aragón, Jorge de Esteban, Juan Mayorga, Ian Gibson, Antonio Muñoz Molina y Jon Juaristi. El periodista Francisco Galván (agencia EFE) me dedicó su novela ‘El caso del vampiro de Cuatro Caminos. Crímenes en el Madrid de 1917’. Estuve con mis amigos Elsa Punset y Francesc Guardans (gran éxito el de Elsa en Iberoamérica) y con mi amiga Susana Lainez, que tras ‘La geometría del alma’ (del que hablé en este blog) ha publicado ‘La trayectoria del péndulo’. Pendiente de presentación en Madrid y Barcelona. Muchas gracias a tod@s. Sois la esperanza de un país como el nuestro, tan maravilloso en calidad de vida como poco dado a la reflexión y a la educación en la más amplia extensión de la palabra.
Además me llevé de la Feria una antología de Ángel González (‘Donde la vida se doblega, nunca’), el ‘Mi Dante’ de Roberto Benigni y ‘Una nación de inmigrantes’ de John Fitzgerald Kennedy (un libro al que tengo un cariño personal, pues lo leí en la UIMP hace 35 años).
Por la tarde/noche, la tradición de ver a solas con mi hija Zoe la final de la Champions. Un cúmulo de sorpresas “punto a punto”: la alineación inicial de Benzema frente a Bale, la mayor energía del Liverpool en el primer cuarto del partido, la inesperada lesión de Salah, el gol de Karim por error del guardameta del Liverpool, el empate de los “reds”, la entrada de Bale, con su fabulosa chilena (según Zidane, mejor que su gol en Glasgow) y la segunda cantada de Loris Karius. Un partido de locos.
Sin embargo, si repasamos la crónica de las finales de Champions League de 2016, 2017 y 2018, emerge una pauta. Milán, 28 de mayo de 2016, Real Madrid-Atlético de Madrid. Salió el Madrid con convicción y marcó por medio de Ramos. Tras el descanso, Dani Carvajal, lesionado (como ayer en Kiev) y empate del Atleti gracias a Carrasco. Bale, titánico; CR7, agotado. Prórroga tras el 1-1, fallo de JuanFran y éxtasis de Cristiano. La 11ª Copa de Europa para los blancos. Un Madrid experimentado alargó la maldición colchonera.
Cardiff, 3 de junio de 2017. Real Madrid-Juventus. Los italianos salen con mucha garra, con mucha fuerza, pero los blancos aguantan el tirón. Cristiano marca en el minuto 20 y Mandukic empata siete minutos después. Tras el descanso, la Juve sale despistada y el Madrid muy seguro de sus opciones. Casemiro marca en el 61 y CR7 en el 64. Se acabó la final. Marco Asensio establece el 4-1 en el 90’. El Real Madrid agranda la maldición turinesa.
Kiev, 26 de mayo de 2018. Los Reds de Jurgen Klopp salen con la artllería pesada de sus tres delanteros y obligan a Keylor Navas a esforzarse al límite. La primera posesión larga del Real Madrid no llega hasta el minuto 13 (y el primer disparo, de Cristiano, hasta el 15). Gran ocasión de Alexander-Arnold en el 24. La estrella Mohamed Salah se lesiona en el hombro en el minuto 29. El tridente del Liverpool se evapora, y el Madrid empieza a crecer. En el 36, Carvajal lesionado (isquiotibiales). Siete minutos más tarde, gol anulado a Benzema tras un cabezazo de Cristiano. Descanso con 0-0 (empate, como el año anterior). El Madrid sale a morder y en el 48 Isco la lanza al travesaño: el conjunto blanco crea ocasiones. En el minuto 51, alucinante gol de Benzema por un fallo del portero Karius (la saca con el pie y le da al jugador francés). Empata Mané a los dos minutos (Marcelo no le cubre como debiera). Tablas en el marcador. En el 61, disparo peligroso de Isco, que es cambiado por Gareth Bale. El galés, un portento físico, tiene su oportunidad. En el segundo balón que toca, engancha una chilena a pase de Marcelo que va a la escuadra. Mané da en el palo en el 70. En el minuto 83 Bale lanza un disparo centrado que Karius, con “manos de mantequilla”, introduce en la red. En el 88, Marco Asensio sale por Benzema. A un minuto de la finalización (90+3), Klopp felcita a Zidane. El Real Madrid alarga la maldición del Liverpool y su entrenador. El portero Karius, involuntario portagonista del lance, pide perdón a los aficionados de su equipo y es consolado por sus rivales.
La clave, por tres finales consecutivas, es el punto de tensión en el que el eustrés (el estrés del bueno, tensión constructiva) pasa a ser distrés (estrés del malo, que agota). Hans Seyle, padre del concepto de estrés, distinguía uno de otro y dibujaba una U invertida: el estrés es útil, de rendimiento, hasta un pico en que agota. El ley de Yerkes-Dodson (establecida por los psicólogos Robert Yerkes y John Dodson en 1908) nos enseña que a medida que elevamos la presión se eleva el rendimiento, hasta un punto a partir del cual desciende. Como tratar la ansiedad y la complejidad (en este mundo VUCA) es cuestión de los coaches. Zidane es un maestro de la tranquilidad, no cabe duda.
Los equipos con experiencia de victoria, que han sabido lo que es ganar (el Real Madrid, nueve finales con Zidane en 28 meses, todas ganadas) llevan el “puerto” de eustrés a distrés más a la derecha; los equipos menos experimentados (no digamos los que se consideran gafados, malditos) quieren resolver la situación cuanto antes y quedan extenuados.
Ten en cuenta la ley de Yerkes-Dodson por si te pasas (tú y tu equipo) de presión y de estrés, como ocurrió (involuntariamente) con el Atleti del 2016, la Juve del 2017 y el Liverpool de 2018. El ganador (que se lo lleva todo) es más tranquilo; el tranquilo (a partir de un punto) es más ganador.
La canción de hoy no puede ser otra que ‘We are the champions’.
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En el deporte, como en la vida, el éxito nunca es casual… si lo miras retrospectivamente (“unir los puntos”, como nos enseñó Steve Jobs).
Y si tienes Netflix, te recomiendo el show de Steve Martin y Martin Short, ‘Una noche que no olvidarás’. Éste es el tráiler:
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Qué manera de reírse de sí mismos y de sus egos. Eso es talento.
La entrada La tranquilidad del ganador se publicó primero en HABLEMOS DE TALENTO.