Sábado tras la tormenta. Tiempo de lecturas, de visita a la Feria del Libro de Madrid, que ayer no pudo ser inaugurada formalmente por la meteorología, y esta noche de final de la Champions (la Agencia EFE recogió ayer la noticia del nuevo libro de Leonor Gallardo, catedrática de gestión deportiva, y un servidor: ‘Licencia para ganar. CR007, Cristiano, el James Bond del fútbol’, que analiza de forma amena el paralelismo entre el icono del deporte y el espía al servicio de su Majestad). La Final es “Desde Ucrania, con Valor”.
He estado leyendo una preciosa novela de Teresa Viejo, de 2013, ‘Cuando el tiempo nos encuentre’.
“México, 1941. El Quanza, un barco con refugiados españoles, está a punto de atracar en el puerto de Veracruz. Una bellísima joven se dirige al muelle para recibirlo. Es Aurora, quien llegó cinco años atrás como niñera de los Vigil de Quiñones. Huyendo de la guerra civil española y ocultando un terrible secreto familiar, decidieron emprender un largo viaje para empezar de cero y recomponer sus vidas. Lo que encontrarán será un ambiente muy diferente al que dejaron atrás: bailes, fiestas, grandes orquestas tocando a ritmo de danzón y boleros, y, en especial, una creciente industria cinematográfica cuyas estrellas compiten con las de Hollywood. Aurora comprende que su verdadero futuro está allí y no en una España abrumada por los horrores de la contienda.
Enamorada de Pablo Aliaga, un joven español lleno de sueños de gloria y fortuna, obsesionado con encontrar tres rollos de una película maldita que desaparecieron en 1936, Aurora trabará amistad con una enigmática alemana dueña de un prostíbulo donde esconde muchos misterios. Con la ayuda del productor Diego Espejel, secretamente prendado de ella, comenzará a labrarse una fulgurante carrera en las pantallas de cine bajo el nombre de Vera Velier.
“A Aurora se le ensombreció el semblante. Pablo le recordó a quienes se quedaban anclados, como barcos en el muelle sin más camino que recorrer, y sus discusiones giraban siempre en torno a los mismos argumentos.
—A veces es mejor una mala paz que la más justa de las guerras— adujo ella.
—¿Quién quiere paz cuando vive en un presente ruin? Nadie puede tenerla en mi país, aunque ya no se oigan las bombas. Mientras tú te bañas en este mar, la gente allí se moría a chorros. Reventada por las balas o de hambre.” (P. 99)
Teresa Viejo, la observadora y maestra de la Curiosidad, combina su talento como periodista (viaja a México, a los años 40, para narrarnos la edad de oro del cine mexicano con la ayuda de los españoles del séptimo arte que emigraron allá por culpa de la guerra y la posguerra) con la de sensacional fabuladora por su descripción de personajes, de historias, de secretos, de amores… ‘Que el tiempo nos encuentre’ (maravilloso verso lorquiano) es una fabulosa narración que merece ser trasladada a la pantalla, a la grande en forma de película o a la pequeña (no tan pequeña o muy pequeña) en forma de serie de televisión. Estoy convencido de que ocurrirá porque, como nos enseñó Alan Kay (creador del “mouse”, ratón de ordenador), “la mejor forma de predecir el futuro consiste en inventarlo”. Gracias Teresa por un libro delicioso, un relato inolvidable.
En Netflix hemos estado viendo ‘Gabo, la creación de Gabriel García Márquez’ de Justin Webster (129 minutos), un documental en el que amigos, colegas, estudiosos rememoran la vida personal y la actividad literaria del premio Nobel colombiano. Me ha fascinado cómo el escritor trasladaba sus historias familiares a sus novelas, el contraste entre ‘Cien años de soledad’ (a partir de la biografía de su abuelo) y ‘El amor en los tiempos del cólera’ (la romántica historia de sus padres), la decisiva influencia de Carmen Ballcels (que le consideraba un genio y como tal le trató, configurando en torno a él a escritores como Vargas Llosa o Cortázar y convirtiendo en categoría el “realismo mágico”), su implicación con la Colombia natal (‘Noticia de un secuestro’) su amistad con Fidel Castro y Bill Clinton (que propuso el fin del embargo a Cuba sin éxito)… Un aprendizaje fascinante. “Tiene talento, pero es un caso perdido”. El tráiler es éste:
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La canción de hoy es ‘Mucho corazón’ en la versión de Luis Miguel. Un bolero de Ema Elena Valdelamar (1925-2012), popular compositora mexicana de los años 40 y 50 cuyo tema alcanzó proyección internacional con Benny Moré.
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“Dar por un querer la vida misma sin morir,
eso es cariño, no lo que hay en ti.
Yo para querer no necesito una razón.
Me sobra mucho, pero mucho, corazón”
Si quieres disfrutar de la versión clásica y desgarrada de Amalia Mendoza, aquí la tienes:
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Mi gratitud a las buenas escritoras como Teresa Viejo, poetas como Yolanda Sáenz de Tejada, Susana Lainez o Laura Chica (pronto, su nuevo libro).
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