Disfruté mucho ayer con el VIII Foro “Liderazgo Empresarial y Humanismo” de Aliter, celebrado en la Fundación Pastor de Estudios Clásicos (mi agradecimiento a su presidente, Emilio Crespo, catedrático de Filología Griega de la UAM, que nos habló de D. Antonio Pastor, que fuera “hombre de muchas almas”: director del King’s College de Oxford, mentor del duque de Windsor, agregado cultural de nuestra embajada en Londres, VP del Banco Pastor). El ensayista Javier Gomá, premio Líder Humanista 2018, recibió una preciosa laudatio de su amigo Ricardo Martí Fluxá (el presidente del patronato del Museo Reina Sofía fue jefe de protocolo de la Casa de SM el Rey de 1992-1996 y Secretario de Estado de Seguridad de 1996-2000) y nos regaló una admirable disertación sobre lo que es un premio y cómo recibirlo, con la vista en el pasado (los méritos del premiado) y en el futuro (su perfil, que debe ayudar a los demás a emular sus virtudes). A lo largo del día, aprendimos de Compliance con Silvia Madrid (Unicredit), del mar como experiencia de aprendizaje con el abogado Alberto de Zunzunegui (la goleta Cervantes Saavedra como “universidad flotante”), del valor de la lengua en el Liderazgo Social por el catedrático de la Universidad de Salamanca José Antonio Pascual, del Liderazgo Estratégico militar y empresarial por el capitán Federico Aznar, de la Transformación Digital por Manuel de Miguel (director del BID) y del Líderazgo en la abogacía por el letrado José María Ruiz. Y hoy sábado la perspectiva de la empresa familiar por Ofelia Nieto, de la historia por Agustín Guimerá (CSIC), de la sociología por el catedrático Jesús Martínez Paricio, de la historia con el ejemplo de Cisneros por el también catedrático José Ignacio Ruiz y del líder amable por el filósofo Antonio Medrano. No se puede pedir más a este Foro que han elaborado Martín Hernández-Palacios como DG de Aliter y Marta Gálvez como su directora académica. Muchísimas gracias a los dos.
En mi conferencia sobre Liderazgo y Capacidad de aprender, puse como ejemplo la necesidad de que el/la líder se comporte como un/a entrenador/a de la carrera profesional de l@s integrantes del equipo. Y puse como ejemplo la similitud en su desarrollo de Zinedine Zidane y Cristiano Ronaldo (ambos salieron de niños para formarse en academias futbolísticas lejos de casa y han vivido como extranjeros), de Leo Messi y Ernesto Valverde (ambos conocen bien la cultura del FC Barcelona), de Isco Alarcón y Julen Lopetegui (jugador y seleccionador de La Roja) y sin embargo la falta de sintonía de Neymar con Unai Emery, que puede condicionar el futuro profesional de ambos. Las “conversaciones de carrera”, más allá de la gestión del desempeño convencional, se convierten en un poderoso aliado del aprendizaje individual y colectivo, toda vez que entendemos, siguiendo a José Antonio Marina, que la empresa es una “suma de inteligencias”, sinérgica o antisinérgica según los casos.
Como nada es casual, he estado leyendo un espléndido artículo del Dr. Steven Stosny en la web de Psychology Today (8 de abril de 2018), ‘Lo más amoroso que le puedes decir a tu pareja. Y no es “satisface mis necesidades”).
Efectivamente, el autor comenta que lo peor para la salud de un tándem es creer que sabes qué hacer para que funcione. Al parecer, este engaño parte del “cerebro Todler”, el cerebro límbico de los sentimientos y los impulsos, plenamente configurado (mielinizado) a los tres años de vida: creemos que la otra persona necesita lo que nosotros personalmente necesitamos. La biología no nos prepara para los retos del cariño en esta cultura tan VUCA, que cambia tan rápidamente. Los viejos roles se han roto y nuestro ego está inflado de forma poco realista. El Dr. Stosny nos recomienda repetir tres veces en voz alta, como si de un mantra se tratara, la frase: “!!No tengo la menor idea de cómo hacer que la relación funcione!!”.
Y ahora viene lo más amoroso, lo más amable, que le podemos decir a la otra persona si queremos que la relación (personal o profesional) funcione:
“Enséñame cómo quererte, y te enseñaré cómo quererme”.
Una frase muy poderosa que debería estar en nuestros despachos, y por supuesto en nuestros corazones. Steven Stosny aconseja preguntar al otro: “¿Qué puedo hacer para que te sientas querid@?” y apuntarlo. Después, expresar sinceramente lo que tú necesitas: “Me siento querid@ cuando tú…”. Se necesitan al menos 6 semanas para que la relación no esté dominada por el cerebro Toddler (cuyas palabras favoritas son “Mío” y “No”) sino por el netamente humano de mejora, apreciación, conexión, protección.
Afirmación poderosa que nos sugiere Stosny: “A partir de ahora, sin condiciones, me esforzaré en mirarte y escucharte, en ayudarte a que te sientas bien, a reconocer tus contribuciones a mi vida, a apreciar que tus deseos y preferencias son tan importantes como los míos, a comportarme de forma respetuosa y digna a mis valores, a reconocer tus esfuerzos de mejora, a dar motivos para que te sientas feliz, a reparar rápidamente los daños cuando nos pongamos impulsivos, a favorecer la empatía, a sentirme más cerca de ti, a tratar de que te sientas más atractiv@”. La promesa dorada de este experto en relaciones, autor de varios libros, es que en apenas mes y medio las mejoras son más que evidente.
¿Learnability para las relaciones personales y profesionales? Me parece una idea fantástica.
Creo que “pega” la canción de Adéle ‘To make you feel my love’:
“I could make you happy, make your dreams come true
Nothing that I wouldn’t do
Go to the ends of the Earth for you
To make you feel my love”
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