En la jornada de hoy he tenido una serie apreciable de “cisnes negros”: la imposibilidad de ir mañana a Valencia y Castellón por el Día Internacional de la Mujer y la huelga general convocada al efecto (luego se ha podido resolver, con transbordo en Cuenca), próximo viernes por la tarde en Galicia, reuniones no programadas, la presentación esta tarde del libro ‘¿Soy yo o es que aquí hace mucho calor?’, sobre la Menopausia en positivo, como una oportunidad para vivir plenamente, de Laura Rodríguez de Galarreta y Charo Izquierdo. Las autoras han dicho: “Como mujeres nos encontrábamos en la necesidad de saber más de lo que nos estaba pasando en nuestra piel, en nuestra alimentación, en nuestro cuerpo, en nuestra cabeza…”. En fin, como dice nuestro compañero Rafa refiriéndose a un servidor, “tienes el Cisne Negro como animal de compañía”.
Como bien sabes, el concepto de “cisne negro” es de Nassim Nicholas Taleb. Antes de la llegada de europeos a Australia (1697), se creía que todos los cisnes eran blancos, que un cisne negro era imposible. Pues bien, en Australia había cisnes negros. Una sola observación refuta una creencia generalizada: esto no se puede hasta que un@ lo hace posible.
El Cisne Negro es un suceso de alta improbabilidad que se caracteriza por los siguientes rasgos:
- Es una rareza, porque está fuera de las expectativas normales;
- produce un impacto tremendo;
- pese a su condición de rareza, la naturaleza humana hace que inventemos explicaciones de su existencia después del hecho, con lo que, erróneamente, se hace explicable y predecible.
Una pequeña cantidad de Cisnes Negros está en el origen de casi todo lo importante que pasa en nuestro mundo, para bien o para mal. ¿Cómo se explica, si no, cómo es que Adolfo Hitler llegó al poder en Alemania y la posterior Guerra Mundial que provocó, la caída de la URSS, el ISIS y el fundamentalismo islámico, los efectos de internet, las crisis económicas, las epidemias, la moda, las ideas… todas estas circunstancias siguen la dinámica del Cisne Negro. La incapacidad de predecir las rarezas implica la incapacidad de predecir el devenir de la historia, dada la incidencia de estos sucesos en la dinámica de los acontecimientos.
Y es que la historia es opaca. Se ve lo que aparece, no el guion que produce los sucesos, el generador de la historia. Nuestra forma de captar estos sucesos es en buena medida incompleta, ya que no vemos qué hay dentro de la caja, cómo funcionan los mecanismos.
La existencia, evidente, de cisnes negros, no impide que el cerebro humano, especialmente la parte del neocórtex, esté constantemente haciendo predicciones, tratando de anticipar el futuro. Es inevitable. Sin embargo, también debe ser muy consciente de que muchas de esas conjeturas son falsas. Por ejemplo, ¿quién iba a prever que el París Saint Germain, ante su afición y sin Neymar, no saliera al campo enchufado sino abúlico, que no reaccionara tras el descanso (0-0) cuando necesitaba dos goles (el primer habría espoleado al PSG) y que tampoco lo hiciera tras el gol de Cristiano Ronaldo (0-1) ni tras el empate (1-1), de forma que el Real Madrid, que necesitaba guardar su renta tras el partido de ida, saliera victorioso del Parque de los Príncipes? Así es el fútbol, podemos pensar. Y así es la vida.
De los cisnes (aves acuáticas de gran tamaño, de la familia Anatidae, especialmente del género Cygnus), hay dos tipos de cisnes negros: el de Australia (Cygnus atratus) y el de Nueva Zelanda (Cygnus sumnerensist). Hay familias de cisnes desde el Ártico y Siberia a Sudamérica, pasando por Europa y Asia. Incluso existe el ánsar cisne (Anser cygnoides), que no es propiamente un cisne, aunque lo parezca.
Lo que nos propone Taleb no es que “cacemos” cisnes negros (lo altamente improbable, por definición, es altamente improbable) sino que demostremos robustez ante su llegada. Y que utilicemos el planteamiento contrafáctico (¿Qué pasaría si?) para evaluar el riesgo. En un mundo híperVUCA, necesitamos análisis de riesgos (cuanto más poderoso, mejor) pero no aversión al riesgo, porque no hacer nada con la que está cayendo (y con la que caerá) es receta segura para el desastre. Por eso el siguiente libro de Taleb fue ‘Antifrágil’, algo más que resiliente (ante los golpes, salen más fuertes).
Los 10 cisnes negros que ha pronosticado Saxo Bank para este 2018 son:
- El Banco de la Reserva Federal perderá su independencia (con Trump)
- El Banco de Japón abandona la curva de rendimiento
- China lanza el petro-renminbi (un futuro de petróleos basado en el yuan)
- Picos de volatilidad y desplome de las bolsas (un 25%, como en 1987)
- Viraje a la izquierda en Estados Unidos (con un candidato tipo Bernie Sanders)
- El Imperio Autrohúngaro toma el control de la UE. Frente al eje franco-alemán, los países de la Europa del este.
- Estampida en el Bitcoin. De los 60.000 $ al billón… y luego a valer 1.000 $, por culpa de Rusia y China.
- Suddáfrica florece, después de Zuma, junto con Zimbabue post-Mugabe y el Congo post-Kabila, provocando las mayores tasas de crecimiento del mundo.
- Apple pierde el trono como compañía más valiosa del mundo, ante la tecnológica china Tencent.
- Las mujeres rompen el techo de cristal, y pasan de ser el 6% de l@s CEOs a más del 50%.
En fin, que los “cisnes blancos” (que hubiera ganado Hillary, que no hubiera habido Brexit, que Macron nunca hubiera triunfado frente a los dos grandes partidos franceses, que la Alianza por Alemania no tuviera más de 100 diputados) están en peligro de extinción. Atentos a los sobresaltos.
La canción de hoy es el tema de Renato Carosone, ‘Tu vuoi fà l’americano’ (1956)
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