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Elegir bien las metas: diálogo interior y retos ilusionantes

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Anoche llegué a Sevilla, después de disfrutar de la MasterClass de José Antonio Marina sobre el ‘Objetivo: Generar Talento’ en Valencia y nuestra reunión de comité de dirección en Madrid. Todavía tuve tiempo de subir a la terraza del hotel Doña María y contemplar la Giralda, iluminada, en todo su esplendor.
Esta mañana, a las 7,30 h, salida hacia Algeciras para participar en el ‘Talent at Work’ del Human Age Instituto en la Universidad de Cádiz (Campus de Algeciras), patrocinado por Cepsa.
Aforo completo (la Universidad de Cádiz es una institución absolutamente comprometida con la Empleabilidad de sus alumn@s). Palabras de bienvenida de la Vicerrectora y del director de la planta de Cepsa. Durante 40’, he compartido con l@s asistentes algunas ideas sobre el Talentismo como nueva era, la definición de Talento, sus componentes (Capacidad, Compromiso y Contexto), el riesgo de la ignorancia, el triángulo de la actitud (emociones, lenguaje, postura corporal), los rasgos comunes de l@s inconformistas y necesidad de considerar el Talento como algo móvil (Carol Dweck, Universidad de Stanford) y no fijo. “El Talento que no se aprecia, se deprecia”.
Después he tenido el honor de moderar un debate con los directores de Recursos Humanos de la Autoridad Portuaria de Algeciras (uno de los principales puertos de España), Acerinox, Cepsa y el Hospital Quirón del Campo de Gibraltar. Cuatro empresas de vanguardia, centradas en el talento, que marcan la pauta con proyectos innovadores. Mi gratitud a Alfonso, Antonio, David y Diego por su generosidad. Y especialmente a nuestros anfitriones, la cátedra Cepsa de la Universidad. Cepsa es una compañía Top Employer (como ManpowerGroup) con un ambicioso programa, Conecta, de impulso de la Experiencia Empleado y un plan estratégico a 2030.
En la conferencia de hoy a l@s universitari@s algecireñ@s he utilizado el modelo de “inteligencia en dos plantas” de José Antonio Marina. La planta de abajo, la inteligencia generadora o computacional. La de arriba, la inteligencia ejecutiva. Entre ambas plantas, el umbral de la consciencia (en cierto modo, un gran desconocido). Como el Talento es “inteligencia triunfante”, que convierte conocimientos en comportamientos (hábitos, inconscientes, automatismos), depende de elegir bien las metas. Tan importante como que las metas, los retos, los sueños, son lo que diferencia el talento de la inteligencia fracasada (la estulticia, la estupidez). Las metas permiten manejar la información disponible, gestionar las emociones, movilizar a la acción. No es casual que en su teoría del “flow” (la fluidez) Mihalyi Csikzentmihalyi parte del “challenge” (el reto) para que fluyamos elevando nuestras capacidades (a través del compromiso, la energía que le ponemos al proyecto) a la altura de ese reto. Si “no compramos” el reto, estamos en ansiedad y probablemente en depresión; si carecemos de reto, nos aburrimos.
La prueba de que hay dos niveles de inteligencia, generadora y ejecutiva, según nos enseña el maestro Marina es el diálogo interior. ¿Por qué hablamos con nosotr@s mism@s si ya “sabemos lo que sabemos” (y lo que no sabemos)? Porque hacernos las preguntas adecuadas nos permite extraer la información de que disponemos en la inteligencia generadora y llevarla a la inteligencia ejecutiva. No es cosa de locos, sino de sabios. Y cuando no nos sentimos de formularnos las preguntas que nos permiten “abrir las alas” (como decía ayer la hipercreativa Diana Orero), contar con un/a coach resulta de gran utilidad. Porque un/a coach se dedica, desde la mayéutica, a plantear cuestiones abiertas.
Lo que pasa, como dice el también mentor del Human Age Institute Mario Alonso Puig, es que nos tratamos con frecuencia peor que a nuestros enemigos. Siguiendo a Mario, si habláramos a nuestr@s amig@s como muchas veces nos hablamos a nosotr@s mism@s, no tendríamos amistades. La interpretación de los hechos (demasiado dura, en ocasiones) nos impide desarrollar nuestro talento.
En la organización, como sistema vivo, la inteligencia generadora es equivalente a la cultura corporativa (“el modo en que hacemos las cosas aquí”, inconscientemente) y la inteligencia ejecutiva equivale a la estrategia (misión, visión, valores, plan). Tras la consciencia de la organización, las decisiones estratégicas. Y como la ejecución es el 90% de la estrategia (Ram Charan), debe volver mediante las tácticas, las operaciones, a la inteligencia generadora como “nuevo modo de hacer las cosas”. En esto consiste la Transformación Cultural, desde el Liderazgo.
Lo mismo, comentaba Marina ayer, ocurre con la sociedad civil y la clase política, o en la educación con el alumnado y las instituciones. Todo lo que nos rodea se encuentra a dos niveles, y eso explica el “triunfo” de Trump hace un año, el Brexit, la crisis en Cataluña, el poder de Putin o Xi Jiping, las victorias electorales de Macron y Merkel. En un mundo híperVUCA, tenemos los gobernantes que nos merecemos (una sentencia muy machadiana, por otra parte).
Si a un equipo de dirección le faltan retos ilusionantes y se los demandamos, lo natural es que se defiendan (“nos sentimos muy ilusionados”), porque en realidad es así, desde la inteligencia generadora. Ahora bien, desde la inteligencia ejecutiva (el liderazgo real) hemos de inspirar a la organización con nuevos retos, emocionales, para ampliar la zona de confort, más que salir de ella (como diría Alfonso Alcántara).
No olvidemos la definición de ilusión que nos legó el poeta Pedro Salinas: “víspera del gozo”. La esperanza, eficazmente diseñada, para que una vez cumplida alcancemos la felicidad (y celebremos los éxitos). Porque queremos compromiso: “el verbo de la ilusión es desvivirse” (Julián Marías).
La alternativa nos la enseña la economía conductual, con el reciente premio Nobel Richard Thaler a la cabeza. Se trata de preferir lo fácil, lo cómodo, a lo adecuado, a lo deseable. ¿Por qué? Porque nos dejamos llevar por la corriente, por la fascinación, y no por el reto ilusionante de nuestra mejor versión. Mi coach favorito, Aristóteles de Estagira, proponía a su pupilo Álex (y a tod@s nosotr@s) elegir entre la “comodidad del gato gordo” o la “eudaimonia”, el reto. Su pupilo se convirtió en Alejandro Magno, emperador legendario. ¿En qué quieres convertirte tú?
Aviso a navegantes. El Liderazgo inspirador, el de tomar aliento, nace de un sueño maravilloso (ser la referencia en lo tuyo, lo que atrae, lo admirable) para aprovechar el potencial, la areté, la virtud, y convertir el sueño en realidad (que no en quimera).
El Talento es la “nueva riqueza de las naciones”. El acto de esta mañana en Algeciras es buena prueba de ello.
Mi gratitud, mi admiración, mi sano orgullo y el mayor de los cariños a mi hija Zoe, que por una infección bucal está hospitalizada una semana a la espera de que la infección se reduzca y puedan extirparle una muela. Eres una maravilla.  
La canción hoy es ‘Can’t get enough of your love, babe’ de Barry White: www.youtube.com/watch?v=x0I6mhZ5wMw

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