Jornada en San Sebastián, en pleno festival de cine. Vuelo desde Madrid a las 12,50 horas, paseo junto a la Concha, tarde en el hotel preparando temas y charlando con Carmen Pellicer (Fundación Trilema), gran referencia de la educación en España, e Íñigo Kortabitarte (Vocento), organizador del StartInnova de mañana (500 asistentes). Y exquisita cena en el Bodegón Alejandro, en el casco viejo de la ciudad.
Esta mañana he tenido el honor de compartir con una veintena de compañer@s de FuturSkill, empresa de formación para la transformación de ManpowerGroup, nuestras impresiones sobre el desarrollo del estilo directivo. Est@s compañer@s son formadores de 1.800 directores de oficina de una de las principales entidades de nuestro país, y su labor es más importante que nunca.
La Transformación Digital de la que todo el mundo está hablando es un “digiticidio”, un suicidio organizativo, si no acompañada (acompasada) por la transformación cultural. De esto también se está hablando crecientemente. Sin embargo, ¿cómo se cambia una cultura?
En primer lugar, la cultura no se “cambia”; se transforma. Conviene precisar que el cambio es lo que vemos fuera y la transformación lo que provocamos dentro. Debemos lograr que la organización a la que pertenecemos se transforme al menos al ritmo de cambio del entorno para sobrevivir (la ya famosa ley de Revans).
Para ello, “sentido de urgencia”, como diría John Kotter (Harvard). El sentido de urgencia lo provoca una sana ambición (duplicar en tres años, por ejemplo) acompañado de una estrategia deliberada. Una estrategia que necesariamente debe partir de la Alta Dirección. Claridad en las ideas, comunicación, inspiración. El primer componente del Liderazgo real es marcar la pauta.
A partir de ahí, la ejecución es el 90% de la estrategia. Y se consigue si y sólo si los hábitos de los profesionales de la organización se transforman en al menos dos tercios. ¿Cómo lograrlo?
Según las cuatro disciplinas de la ejecución, marcando 2-3 POEs (Principales Objetivos Estrategicos), a ser posible “audaces” (alcanzables y retadores) que todo el mundo conozca, asuma y comparta. De nuevo, la comunicación es esencial. Objetivos coherentes con los valores y principios de la compañía.
El segundo paso es definir bien las palancas. Aquí es donde el estilo directivo (por ejemplo, de los directores de oficina en la entidad) debe modernizarse. La formación es condición necesaria; el aprendizaje es lo que marca la diferencia para el desarrollo. Las palancas son las batallas a ganar para ganar la guerra.
El tercer paso es disponer de un buen marcador. Es más posible que la organización se transforme si mide lo que debe. Una estrategia de vanguardia debe estar concebida desde el Cuadro de Mando Integral (Talento-Procesos-Clientes-Negocio), desde un canvas del modelo de negocio (Osterwalder & Pygneur) y desde la parrilla ERAC (qué Eliminar, Reducir, Aumentar y Crear) de la Estrategia de Océano Azul (Kim Chan & Mauborgne). Todo equipo directivo debe estar familarizado con el Design Thinking estratégico.
Y finalmente, seguimiento (semanal) para actuar ágilmente sobre las desviaciones.
La formación y el desarrollo no son algo ajeno, sino nuclear, a la ejecución estratégica. Si las direcciones de Recursos Humanos se desentienden de la conexión entre el Talento y la Estrategia, tienen un serio problema de (escasa) aportación de valor.
Hoy he estado disfrutando del libro ‘La empresa sin miedo’ de Carlos Herreros, de próxima publicación. Un análisis de lo último que sabemos desde la neurociencia a la sociología de las organizaciones de la emoción más frecuente en las empresas (se estima que el 38% de las emociones en las organizaciones son precisamente miedo, desde el miedo a fracasar al miedo que imponen los jefes tóxicos como forma habitual de proceder). Lo opuesto al miedo es el amor (a la vida, al proyecto, a otras personas, al porvenir).
Mi propuesta para Carlos, a modo de banda sonora, es aquel tema de Rosana, ‘Sin miedo’: www.youtube.com/watch?v=-itbA8sE18o
Y te propongo el tráiler de ‘La cordillera’, película argentina que se ha presentado aquí en San Sebastián con Ricardo Darín interpretando al presidente de un país. www.youtube.com/watch?v=-itbA8sE18o “El mal existe. Uno no llega a presidente si no lo ha visto varias veces”.