Hace 30 años que vine a Berlín por primera vez. La ciudad estaba dividida por el Muro (toda una vergüenza) y, dada la hermandad entre Madrid y la ciudad germana, unos cuantos estudiantes de Económicas pertenecientes a la AIESEC vinimos por aquí. Nada invitaba a predecir que en un par de años la capital, y todo el país, comenzaría a unificarse. Una maravillosa sorpresa.
El último viaje a esta ciudad ha sido en 2014, viniendo de Roma, con mi hija Zoe, a quien le encanta Berlín. Esta mañana hemos encontrado un hueco antes de la intensa reunión de 50 líderes europe@s de Right Management (además de colegas norteamerican@s y sudafrican@s) para pasear por Unter der Linten desde la Puerta de Brandemburgo y el Bundestag al Pirulí, pasando por la Isla de los Museos y la “Caja Humboldt”. Una delicia.
De la prensa de ayer, me quedo con el trío John Carlin – José Antonio Marina – Rosa Montero.
En su “Córner inglés”, John Carlin titulaba su artículo ‘Mentalidad Ganadora’. Gracias por el homenaje al título del libro de Unai Emery y un servidor (la proeza del guipuzcoano ganando en Champions 4-0 al FC Barcelona lo merece). “Para que un club sea grande, no sólo se lo tienen que creer, lo tienen que saber” http://deportes.elpais.com/deportes/2017/02/18/actualidad/1487442417_529626.html
Mauricio Pochettino, a quien Carlin tilda de “posible futuro entrenador del Barcelona”, admitió esta semana que su actual equipo, el Tottenham, carecía de mentalidad ganadora. “El salto a la grandeza seguía siendo su asignatura pendiente. Lograrlo, reconoció, requiere lo que los entrenadores menos tienen: tiempo. “Éste es el cambio más difícil. No se trata de tácticas o de filosofía”, dijo el entrenador argentino. “No se trata solo de los 25 jugadores y del cuerpo técnico. Se trata de todo el club”.
Todo el club, sí señor. “¿Qué clubes poseen esta singular fe? Hoy, más que nadie, el Madrid y el Bayern, incluso, aunque ésta quizá no sea la semana para decirlo, el Barcelona. La han tenido y la podrían recuperar el Liverpool, el Milan, el United y, un día posiblemente, el Ajax.
Lo que tienen en común estos clubes es un carisma basado en una historia gloriosa. Tienen en su memoria colectiva a jugadores enormes como Di Stéfano, Best y Cruyff y, lo más importante, han plantado sus banderas en la cima del fútbol de clubes: han ganado la Copa de Europa al menos tres veces.
Sobre estas rocas se construyeron las grandes iglesias del fútbol. La más grande, la catedral, es la del Madrid, ganador de once copas de Europa, empezando por las cinco primeras que se disputaron. La deuda que tiene el club con los equipos de Di Stéfano, Puskas y Gento que conquistaron ese irrepetible quinteto es impagable. El recuerdo de esa hazaña, siempre vivo en la famosa camiseta blanca, hace que el equipo de hoy juegue casi con ventaja competitiva. Si no, que se lo digan al Atlético, que dos veces en las últimas tres temporadas ha perdido finales de Champions contra el Madrid en el último suspiro.
Me lo decía esta semana Michael Robinson, que jugó en el gran Liverpool de los años ochenta: los clubes realmente grandes ganan partidos una y otra vez en los últimos cinco minutos. Lo consiguen porque nunca pierden la fe, ni los jugadores ni la afición, en que ganar es su destino.
La diferencia entre los aficionados del Madrid o del Bayern y los del Tottenham o del City es que cuando los primeros se reúnen antes de un partido saben que lo normal es triunfar. Cuando los segundos conversan en el pub dudan, se van mentalizando para el fracaso, se conforman con llegar a cuartos.
La actitud, palpable tanto en las calles como en las gradas, se transmite a los jugadores. La confianza es contagiosa; la duda también.
Hay un matiz. Para que un club ocupe el panteón de los grandes es indispensable aquella trayectoria triunfal de la que nace la mentalidad ganadora. Pero para ganar un partido hay que sumar siempre una proporcional entrega física. El problema del Barcelona que cayó 4 a 0 contra el PSG fue que salió al campo pensando que la fe del campeón era magia suficiente y se olvidó de correr.
El Tottenham de Pochettino corre más que cualquier otro equipo inglés y pelea con admirable furia. Pero como Pochettino bien sabe, solo a base de grandes y repetidos éxitos se asimila la fe ganadora necesaria. Él dudaba en sus declaraciones de tener tiempo para lograrlo. Veremos si Guardiola lo tiene o si acabará descubriendo que la táctica y la filosofía no son suficientes para que el City deje de ser lo que dice Alex Ferguson que es: el vecino ruidoso del legendario y carismático United”. Brillante, John, una vez más.
José Antonio Marina puso su ZOOM en la mentira política. “El uso de la mentira política es una vulgaridad”. Lo interesante son las ficciones políticas (como los nacionalismos). JAM cita a Platón (el gobernador puede engañar al pueblo si es con buen fin; de ahí las “nobles mentiras”), Unamuno y Bertrand Russell. Y concluye: “Los juegos con la verdad siempre acarrean malas consecuencias. Las mitologías políticas han servido para manejar a los ciudadanos que, con frecuencia, se han dejado engañar alegremente, porque han aceptado como verdad, sin analizarlas, aquellas opiniones que favorecían sus creencias o deseos”.
En la misma página de El Mundo, en su ‘Paseo dominical’, Iñaki Gil se hacía eco del ensayo ‘Contra las elecciones’ del filósofo belga David van Reybrouck. “Sin un cambio profundo, el sistema actual tiene los días contados”. Populismo, tecnocracia y antiparlamentarismo es un cóctel letal. El año pasado, el Brexit y Trump. Este 2017, Marine Le Pen y Geert Wilders.
En el mismo diario, Irene Hernandez Velasco entrevista a van Reybouck: “La gente ha dejado de confiar en la democracia”. La democracia electoral, según este historiador, ha llegado a su límite. Sus procedimientos están anticuados. A DvR tampoco le gustan los referéndums (“un instrumento muy primitivo”). Defiende que un grupo de personas elegidas al azar tomen las decisiones. Una pequeña muestra, bien informada. “La Unión Europea puede estar finiquitada a finales de este año, y no nos damos cuenta… así de simple”. Propone la asamblea ciudadana a la irlandesa. Ya veremos.
Y Rosa Montero, escribiendo sobre ‘El nuevo matón del colegio’ (Donald Trump, claro) http://elpaissemanal.elpais.com/columna/rosa-montero-maton-colegio/
“Advierto con profundo desasosiego que estamos dejando a México muy solo frente a los empujones de ese energúmeno. Me refiero a la falta de apoyo de la comunidad internacional y especialmente de España; lo cual me recuerda una vez más el conocido y estremecedor poema del pastor Martin Niemöller, ese que empieza diciendo: “Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista”. Luego, ya saben, se llevan sucesivamente a los socialdemócratas, a los sindicalistas y a los judíos con la misma falta de respuesta, tras lo cual el poema concluye: “Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar”.
De Trump, Rosa comenta: “La mentecatez de su comportamiento apabulla y aterroriza, teniendo en cuenta el poder que maneja. Se diría que algo no funciona bien en su cabeza. David Owen, neurólogo y dos veces ministro laborista en Reino Unido, tiene un ensayo formidable, En el poder y en la enfermedad, en el que, citando un estudio de 2006, dice que el 29% de todos los presidentes de Estados Unidos sufrieron dolencias psíquicas mientras estaban en el cargo, y que el 49% de ellos mostraron indicios de trastorno mental en algún momento de sus vidas, unas cifras que al médico Owen le parecen altas y a mí desde luego elevadísimas, sobre todo si se comparan con la media de la población en general, que, según la OMS, es más o menos del 22%. Una siente la tentación de pensar que este Trump es un demente como Calígula, pero en cualquier caso el verdadero problema no es ya el trastorno mental (según Owen, Lincoln caía en profundas depresiones y Roosevelt padecía probablemente un trastorno bipolar, y fueron unos políticos muy notables), sino la bravuconería, la falta de empatía, el machismo, el abuso de poder. El problema es ser mala persona, en fin, de la misma manera que Calígula pasó a la historia por su crueldad”.
Un mensaje de odio. “Te odio y soy más fuerte. Te odio y voy a aplastarte. Hay gente que es así, que basa su vida en odiar a los demás. Tal vez teman no poder ser lo suficientemente amados y entonces escogen ser temidos. Qué pobrísimo, que patológico sustituto del cariño es el miedo reflejado en los ojos del prójimo. Es una construcción emocional fallida, semejante a la del acosador infantil. Me es fácil imaginar al niño Trump metiendo la cabeza de un compañero de clase en el retrete. Y lo peor de esa actitud es que genera miseria moral en el entorno (todos los cobardes que callan ante sus abusos) y además fomenta una respuesta feroz. El odio aviva el odio. La Tierra es un patio de colegio recorrido por vientos de necedad y furia”.
Gracias, John, José Antonio, Rosa… por añadir una pizca (o un torrente) de sensatez a este loco mundo.
La canción de hoy, ‘Both sides now’ de Joni Mitchell, en la versión de estudio de 1969 (www.youtube.com/watch?v=Pbn6a0AFfnM) y en el directo del año 2000 (www.youtube.com/watch?v=Pbn6a0AFfnM). Más de 30 años de diferencia. “I’ve looked at life from both sides now”
Rows and flows of angel hair
And ice cream castles in the air
And feather canyons everywhere
I've looked at clouds that way
But now they only block the sun
They rain and snow on everyone
So many things I would have done
But clouds got in my way
I've looked at clouds from both sides now
From up and down and still somehow
It's cloud's illusions I recall
I really don't know clouds at all
Moons and Junes and ferries wheels
The dizzy dancing way you feel
As every fairy tale comes real
I've looked at love that way
But now it's just another show
You leave 'em laughing when you go
And if you care, don't let them know
Don't give yourself away
I've looked at love from both sides now
From give and take and still somehow
It's love's illusions I recall
I really don't know love at all
Tears and fears and feeling proud,
To say "I love you" right out loud
Dreams and schemes and circus crowds
I've looked at life that way
But now old friends they're acting strange
They shake their heads, they say I've changed
Well something's lost, but something's gained
In living every day.
I've looked at life from both sides now
From win and lose and still somehow
It's life's illusions I recall
I really don't know life at all
I've looked at life from both sides now
From up and down, and still somehow
It's life's illusions I recall
I really don't know life at all