Sensacional la presentación de ayer tarde en Villena, una sorprendente ciudad que en un radio de 15 km conecta cuatro provincias: Murcia, Albacete, Valencia y la propia Alicante. Un enclave de Talento que está generando Marca-Ciudad como ‘Fortaleza Mediterránea’. “Está LLENA” de voluntad, de ganas, de vocación por el progreso.
250 personas abarrotaron el Salón de Actos municipal y mantuvieron la atención durante dos horas. Un servidor habló del Talento, Liderazgo y Marca como Triángulo de Valor, Vicente Ballester expuso el caso de éxito de Clavei (más de 30 años de una empresa que destaca por hacer felices a sus integrantes) y compartió un precioso vídeo de agradecimiento. Cristina Mulero presentó su libro ‘Saltar de la pecera. Una historia de Marca Personal’ y la coach Liliana Brando nos habló del desarrollo del Liderazgo y su propia Marca desde su experiencia personal de una forma muy valiente (nos recordó que no debemos olvidar la humildad, aprendizaje continuo, con la depreciación de nuestro Talento). Después mantuvimos un turno de preguntas. Antes del evento grabé un programa sobre Liderazgo Innovador para la TV local con el gran Fabián Villena (fue un honor, porque hacía 3 años estaba pendiente). Gracias al anfitrión, a l@s ponentes y a l@s asistentes.
Talento, Liderazgo y Marca configuran un “Triángulo de Valor” porque en esta nueva era, el Talentismo, Talento es “poner en valor lo que una persona sabe, quiere y puede hacer”. El Liderazgo es un tipo muy especial de Talento, el “Talento para influir decisivamente en l@s demás”, desde la Autoridad Moral, la Credibilidad y el Ejemplo. L@s buen@s líderes valorizan día a día a l@s integrantes de sus equipos. La Marca es “promesa de Valor”, “huella del Talento”. El Valor, por tanto, es el denominador común, teniendo en cuenta que Valor es “lo que los clientes esperan de ti”. Si la expectativa es cercana a cero, somos una “Marca Blanca”. Cuanto más alta sea la expectativa (reconocimiento, reputación), mayor valor tiene tu Marca. Si tu entrega (delivery) es aún mayor que la expectativa, alcanzas la Excelencia (que debe ser un hábito, no un acto puntual).
En el AVE de esta mañana estado leyendo en la web de ‘Psychology Today’ cuatro artículos con el denominador común de ‘Women who lead’ (Mujeres que lideran).
Carla Fiora (autora de ‘Friendluence’) ha escrito ‘View from the Top’ (Vista desde lo alto): aunque cada vez haya más mujeres como primeras ejecutivas, la discriminación por género no acaba de desaparecer. Marna Borgstrom comenzó en la gestión sanitaria hace 40 años y ahora es la CEO de Yale New Heaven Health (4.400 M $, 25.000 empleados). 104 congresistas en EE UU, cuatro veces lo que hace 20 años, una de cada seis consejeros en las Fortune500, el doble que en 1992. Pero sigue sin haber paridad. Se aplica la frase de Ginger Rogers: tenía que hacer lo mismo que Fred Astaire, pero con tacones. “Las mujeres líderes tienen que lidiar con muchas asunciones implícitas”. Se las interrumpe más, incluso en los Comités de Dirección (Alice Eagly, Northwestern). Los jefes son menos recepctivos a sus jefas que a la auto-promoción (Ekaterina Netchaeva, Bocconi de Milán). Los votantes prefieren votar a mujeres, porque no muestran tantos intereses personales (Tyler Okimoto, Queensland; Victoria Brescoll, Yale). ¿Sesgo de género? La socióloga de Stanford Marianne Cooper escribió en 2013 (HBR) que las mujeres de mucho éxito no suelen estar bien vistas porque cambian lo que habitualmente se espera de ellas. Es un “ciclo de ilegitimidad” (Andrea C. Vial, Yale). Ni ayudan las organizaciones (escalada de cristal), ni los medios de comunicación (una investigación de la Fundación Rockefeller ha demostrado que en los fracasos empresariales se culpa en un 80% a las mujeres directivas y un 31% a los varones)… ni las propias mujeres (el 35% prefieren a un hombre como jefe frente al 29% que opta por una jefa, Pew 2014). Para Eagle, una presencia física y estilo discursivo andróginos incluso puede beneficiar (desgraciadamente) a las mujeres líderes.
El Dr. Mark van Vugt se preguntaba si Hillary había caído en el “efecto de la abeja reina” (la dificultad de ciertas líderes de cooperar con otras mujeres en entornos jerárquicos). La psicóloga Joyce Benenson y el primatólogo Richard Wrangham han demostrado que las féminas escriben menos artículos científicos con sus colaboradoras (es el “síndrome de El Diablo viste de Prada”).
Equilibristas en el alambre (Libby Ryan). Las líderes poco emotivas parecen “reinas de hielo” (Frozen). Victoria Brescoli (Yale) ha analizado el cuestionamiento hacia ciertas líderes cuya emotividad les resta credibilidad, por encima de su aptitud. Nancy Pelosi, jefa de la minoría en el Congreso, ha resaltado esa fuerza no emotiva. Hillary trató de hacer ambas cosas (dureza y emotividad), y al parecer no le salió la jugada.
Ventajas de ser “una mujer desgradable” (Susan Krauss Whitbourne). Trump acusó a Hillary de “nasty woman” durante el tercer debate presidencial. Frente al estigma de debilidad, podría ayudar. Hoyt y Murphy (Leadership Quarterly, 2016) lo llaman “respuesta de vulnerabilidad” (incapaz para responder una vez ha sido etiquetada). Para contrarrestar un comentario sexista, proponen la “reactancia” (asertividad). Independientemente de género, etnia, edad o clase social, no debemos dejar que nos ofendan poniendo en cuestión nuestra identidad.
Ya sabes que la paridad es uno de los grandes temas del WEF en Davos que empezó ayer. Xi Jiping proclamó las ventajas de la globalización (frente al previsible proteccionismo de la era Trump), el economista Roubini pidió reciprocidad (Alibaba campa a sus anchas por EE UU; Facebook y Google no lo tienen igual en el gigante asiático), Shakira (Unicef) habló de educación, Mary Barra (GM) de competencias digitales, Stigliz y Oxfam de desigualdad y John Kerry del legado de Obama.
Hablando de mujeres líderes, esta mañana he tenido primera sesión de coaching estratégico (segunda temporada) con la primera ejecutiva de la multinacional líder (la de mayor crecimiento e innovación) de uno de los sectores más competitivos. Es una maravilla como se reinventa y desde la sana exigencia se pide a sí misma cada vez más y mejor. Y por la tarde, una reunión estratégica de inicio de año para alinear la estrategia de decenas de directiv@s desde los compromisos y los valores compartidos.
Mi profunda gratitud a las mujeres líderes, que como Lili, Cris, Isabel, Laura, María, Montse, Nat, Mª José, Julia o Loles contribuyen decisivamente de este mundo un lugar mejor para emplear nuestro talento y valorizarnos.