Ayer volamos con United Airlines de Madrid a Nueva York (20 minutos de adelanto en la llegada, por viento favorable; un buen augurio de los próximos días). Para evitar el jet-lag, cuando vamos “a favor del sol”, trato de no dormir en absoluto. En el trayecto, la prensa nacional e internacional, varios libros y películas: la francesa ‘De vuelta a casa de mi madre’ (esperaba más de esta cinta tan taquillera), ‘Morgan’ (sobre la inteligencia artificial y las emociones), ‘Equity’ (dilemas éticas en las salidas a Bolsa), ‘Young Frankenstein’ (una obra maestra este clásico de Mel Brooks) y “las mejores jugadas” del ‘Cazafantamas’ de este año, en el que las chicas son las protagonistas.
Ya en la Gran Manzana, después de dejar las cosas en el hotel (el Marriott que está en Lexington con la calle 49), hemos ido al Rockefeller Center (precioso en esta época del año), Radio City Music Hall, Times Square, hemos bajado hasta la 42 y por la Quinta Avenida, la Biblioteca de la Ciudad de Nueva York, Barnes & Noble (donde he encontrado varios de los libros de Management que buscaba) y de nuevo a Lexington. Tras un breve descanso en el hotel, hacia la Quinta Avenida y desde allí hacia el norte: Trump Tower (lleno de policía, como era de esperar), Tiffany’s, la tienda Apple, etc. Ha empezado a nevar, lo que le da a esta megalópolis un toque especial.
Aunque NY sea seguramente la ciudad más filmada del mundo (en 2016, sin ir más lejos, ha sido protagonista en ‘Money Monster’ –Wall Street-, Café Society –Brooklyn-, ‘Sully’ –el río Hudson- o la mencionada ‘Cazafantasmas’ –Times Square-, entre muchas otras), la ilusión de mi hija al ver el skyline desde el avión o al llegar a zonas emblemáticas de Manhattan es indescriptible. La magia de esta gran ciudad no tiene igual.
He disfrutado muchísimo leyendo el libro sobre Aristóteles de Jesús Mosterín en su ‘Historia del pensamiento’. Como sabes, Aristóteles de Estagira es mi coach favorito (su labor con Alejandro Magno resulta impresionante) y el pensador por excelencia en Occidente. El profesor Mosterín condensa en menos de 400 páginas las principales aportaciones aristotélicas desde una frescura en la mirada, una claridad de ideas, una lucidez en los conceptos, enfoque interdisciplinar y actualidad en sus planteamientos que maravillan al lector. Muy recomendable.
Tras una breve biografía de este filósofo y coach (la practicidad de Aristóteles eleva el pensamiento de su maestro Platón), Jesús Mosterín parte de la Poética (nuestro querido Aris fue un gran admirador de Homero y se lo inculcó a Alejandro), que trata como una técnica (la creación artística para él parte de la tendencia del ser humano a imitar), que utiliza como medio el lenguaje; en la tragedia, imitación de la acción egregia, con efecto psíquico en los espectadores. La Retórica (fundada como técnica por Gorgias Leontinos en el 427 a.C.), que tiene en cuenta la oportunidad (kairós) y se divide en ethos (el carácter del orador/a), pathos (emoción a producir) y logos (discurso argumentativo). Tan esencial en la Atenas clásica como en la actual “experiencia de cliente” (calidad relacional). Poder de convicción, nobleza e impacto para la Excelencia (que no es, recordemos, un acto sino un hábito). Aristóteles define el amor como “desear para alguien lo que se cree que es bueno para él/ella (y no para un@ mism@) y estar inclinad@ a realizarlo en la medida de lo posible”. En ese sentido, el antónimo del egoísmo.
La dialéctica: el primero que la explicita como técnica es precisamente el filósofo de Estagira. Establece dos tipos de razonamiento: deductivo (silogismo) e inductivo (de lo particular a lo general). Insiste en clarificar la diversidad de sentidos, analiza con detalle la táctica y con ella nos lleva a la lógica. El lenguaje juega un papel esencial (el logos o discurso) y por ello establece 10 categorías, desde el humán (entidad).
La lógica formal: enunciados (universales y particulares, positivos y negativos), que pueden estar en oposición. Silogismos (perfectos e imperfectos), figuras, modalidades. “No cabe duda de que la lógica constituye la parte más vigente y de valor más perdurable de toda la obra de Aristóteles”.
La Ciencia: “La experiencia es la base de la técnica y de la ciencia, en cuanto que sólo en ella se desprenden los conceptos generales, en función de los cuales se formulan las reglas de la técnica y las verdades de la ciencia”. Tres tipos de saberes (epistemes): productivo (poetiké), práctico (praktiké) y contemplativo (teoriké). Más allá de la experiencia, la ciencia demuestra que las cosas han de ser así y no pueden ser de otra manera. Todo conocimiento empieza en los sentidos y acaba en principios y axiomas.
A diferencia de la teología y la matemática, la ciencia de la naturaleza trata del cambio (kínesis), de las cosas que cambian, porque “no hay cambio fuera de las cosas”. De la potencia (dynamis) al acto (enthelekia, enérgeia), plenitud o culminación. “El cambio es la actualización de esa potencia”. Hay cambios entitativos (por generación o corrupción) y cambios accidentales, naturales o artificiales. Cuantitativos, cualitativos, de lugar… con cuatro causas: materia, forma, iniciador, de propósito (para qué). Areté (virtud, excelencia): toda entidad tiene una finalidad, un propósito en la vida.
Jesús Mosterín también nos habla de la Cosmología aristotélica (el vacío, el tiempo como dimensión del movimiento, la dinámica, los elementos) y de la zoología. La vida (zoe) es tener alma (psykhé). En sus obras menciona 426 especies distintas de animales, la mejor taxonomía hasta Carl von Linné en el siglo XVIII. Escribió profusamente sobre anatomía comparada y fisiología. Es el único de los filósofos clásicos que se plantea abiertamente qué es la vida, y lo enfoca desde el movimiento y la función. “El alma es la organización del cuerpo vivo”. “La actualización de esa potencialidad es la vida”. En palabras del filósofo griego: “El alma es la plenitud primera de un cuerpo natural que posee en potencia la vida”. “El alma es inseparable del cuerpo, como la vista del ojo o la sonrisa de la boca”. Para Mosterín, Aristóteles conserva una cierta nostalgia de la inmortalidad del alma, como los pitagóricos o su maestro Platón. Y se atreve (en el tercero de sus libros ‘Sobre el alma’) con la imaginación, el deseo, la sensibilidad, la locomoción y el pensamiento.
Metafísica: principios, ontología de la realidad, teología del motor inmóvil. Ética, desde la Felicidad (el fin de todo). Todo objeto y persona tiene su función (ergón), su areté. La Felicidad es placer (dionisiaca) y significado, virtud (eudaimónica). Prudencia individual, económica y politica; defensa del término medio (la mesura).
Política: “El humán no puede vivir aislado” (zoos politikón). Relaciones naturales, en la polis. “Aristóteles caracterizó al humán por el lenguaje”. La justicia como principal virtud del ciudadano. Frente a la ciudad ideal platónica, la ciudad real (trata de analizar todas las constituciones escritas). “La sedición siempre tiene por causa la desigualdad” (apuntémonos la reflexión, en este mundo híperVUCA). Desde el término medio, el mejor régimen para Aristóteles es una combinación de oligarquía y democracia en una polis donde la mayoría de sus habitantes pertenezcan a la clase media.
Jesús Mosterín concluye la obra con una reflexión muy profunda. Aristóteles se preocupa por salvar la polis, porque es donde las personas mejor pueden ejercitar su libertad. “Diógenes el Cínico, Alejandro el Emperador y Aristóteles el Filósofo murieron casi simultáneamente. El mundo de la polis no les sobreviviría”.
Un libro maravilloso para acabar este sorprendente 2016. Gracias, Jesús, maestro Mosterín, por tu sabiduría y capacidad (talento) para compartirla.
Para la canción de hoy en el Blog, Zoe me ha recomendado una de Taylor Swift, embajadora de la ciudad de Nueva York. Se trata de ‘Welcome to New York’: www.youtube.com/watch?v=bdgbv3On0RE "It's waiting for you"
Hoy tomaremos las uvas a las 6 pm (medianoche en España), veremos bajar la bola en Times Square con millones de personas alrededor y a disfrutar de la primera noche del año en la ciudad que nunca duerme. ¡Muy feliz 2017!