Domingo festividad de San Isidro labrador, patrono de Madrid. Comienzo la mañana con una preciosa canción de Thalia, muy emotiva: ‘No soy el aire’, de su último CD, ‘Habítame siempre’: www.youtube.com/watch?v=NrxpR4iiMwA
Ayer fui a ver ‘El olivo’, la cuarta película española consecutiva (he acertado en todas ellas). ‘El olivo’ es una preciosa cinta de Icíar Bollaín, escrita por Paul Laverty y protagonizada por la joven Anna Castillo (22 años), Javier Gutiérrez (que sigue en estado de gracia) y Pep Ambrós. Alma trabaja en una granja de pollos del interior de Castellón y cuida a la persona que más quiere en este mundo, su abuelo, que dejó hablar hace años, a raíz de que sus hijos vendieran su olivo bimilenario contra su voluntad hace una docena de años. La chica se lanza, en plan Quijote, a recuperar el monumental olivo, con la ayuda de dos Sanchos: su tío y el chico que está enamorado de ella. Una metáfora de la crisis de valores actual, con un personaje (el que interpreta Anna Castillo) “poderosa y frágil, feroz y delicada, destructiva consigo mismo y a la vez capaz de darlo todo por la persona que más quiere. Alma es una fuerza de la naturaleza, una mujer joven capaz de cambiar el rumbo de las cosas”, en palabras de la directora. Alma es una leona independiente e imprevisible. La película, también según Icíar Bollaín, “es un filme contra el inconformismo y la esperanza de que no todo está muerto y acabado. Es una mirada sobre lo que ha pasado en España desde un lugar original, no es contar el boom inmobiliario ni las desgracias de la crisis. No es una denuncia ni un drama social, sino que tiene tono de cuento, pero contado desde un lugar muy emotivo, y además con mucho humor”. Estoy plenamente de acuerdo.
Tengo el honor de contar, en la entrada de casa, con una escultura de olivo que nos regaló una empresa cliente de Jaén, y con la “encina de plata” como profesor del año en EBS. Los símbolos del aceite y del jamón, dos de los productos más nuestros. Gracias, Carlos, Santiago, por estos presentes.
‘El Olivo’ me ha recordado aquellas palabras de Helena Herrero (CEO de HP) sobre el talento: “El Talento es como el Olivo: hay que regarlo, nutrirlo, airearlo, desarrollarlo… pero sobre todo cuidarlo mucho para que dé sus frutos”. Si no se cuida, se pierde.
La lectura de ayer fue ‘Por qué otros se hacen cada vez más ricos a tu costa” de dos economistas alemanes, Phillip Bagus y Andreas Marquart. El libro ha sido best-seller en el país germánico.
Como dice Juan Ramón Rallo en el prólogo, “la tesis de Marquart y Bagus es provocadora, impactante y polémica: una de las principales causas del incremento de la pobreza y la desigualdad en Occidente es el inflacionismo monetario promovido por el monopolio estatal sobre la moneda”. Según datos del Banco Central Europeo, la masa monetaria, M2 (metálico y depósitos bancarios hasta dos años) se ha duplicado desde la implantación del euro.
Los autores parten de la “teoría de la acción humana” de Ludwig von Mises (1881-1973). Sí, sin dinero (como elemento de canje) no hay civilización; pero hay “dinero bueno” y “dinero malo”. Los metales preciosos son escasos, fraccionables, homogéneos, baratos de transportar y conservar, reconocibles… en los últimos 150 años, el crecimiento anual del oro ha sido del 2%. El de la M3 en la UE, un 12% (duplicar cada siete años). Hasta 1971, la canjeabilidad era 35$ por onza oro; Nixón se cargó el patrón oro de la noche a la mañana. Von Hayek (1899-1992), discípulo de Mises y premio Nobel de Economía, dijo que desde los 70, “la historia del manejo del dinero por parte del Estado es un relato incesante de fraude y embuste”.
Sin vínculo entre el dinero y el oro, las autoridades monetarias (los Estados) imprimen a su antojo. El dinero surge de la nada. “Nuestro sistema monetario, que el Estado monopoliza por fuerza, es la mayor estafa de la historia de la humanidad”. En palabras de Henry Ford (1863-1947): “Si la gente supiera cómo funciona nuestro sistema financiero y monetario, estallaría la revolución de la noche a la mañana”. El dinero provoca mayor desigualdad; es socialmente injusto. “Ganan quienes antes se embolsen el dinero nuevo”: son los primeros perceptores (bancos, empresas a la sombra del Estado), en tanto que los últimos son los asalariados y pensionistas. El efecto de la redistribución por aumento de la masa monetaria se denomina en Economía “efecto Cantillon”, en honor al banquero irlandés Richard Cantillon (1680-1734), que sufrió la sugerencia del financiero escocés John Law (1671-1729) de aumentar a lo loco la masa monetaria; el resultado fue el estallido de la burbuja de la Compañía del Mississipi francés, que llevó a la ruina a numerosos inversores. Incluso tras el descubrimiento de América, tuvo que pasar un siglo para que en Europa se duplicara la masa monetaria. En 2007, la M2 creció un 10%. Si la M3 se ha duplicado entre 2000 y 2012, la producción sólo ha crecido un 15%. “El despilfarro nos empobrece a todos”.
Marquart y Bagus citan frecuentemente a Roland Baader, fallecido en 2012: “Hay dos maneras de ejercer el poder. Con la espada o con “pan y circo”, que es lo que en versión moderna llamamos Estado del Bienestar”. Monopolio de la fuerza, apoyo a la sociedad del entretenimiento. “Crear dependencia genera poder”.
¿Por qué el Estado se inmiscuye en todo? “La casta política ha de justificar su existencia haciendo algo” (Roland Baader). La intromisión política es una “usurpación del conocimiento” (Hayek) con delirios de grandeza. El intervencionismo provocó la caída del Imperio Romano, y Europa tardó 1.000 años en recuperarse. “El Estado debe ocuparse de volver a vivir de su trabajo”, porque “los mercados financieros se han convertido en un monstruo” (Horst Köhler, expresidente de Alemania, 2008).
¿Cómo acabará todo? Nadie lo sabe. En palabras de Abraham Lincoln, “puedes engañar a todo el mundo por poco tiempo, y puedes engañar a unos pocos para siempre. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”. La clave, como ha hecho siempre la Escuela Austriaca, es la educación; la última esperanza”.
Un libro, efectivamente, provocador y didáctico. El Capitalismo está dando paso al Talentismo porque el capital (financiero) se ha convertido en una falacia. Invierte en inteligencia (Talento), que será lo que quede.
La canción para acabar el día es el último éxito de Adele: ‘When we were young’ (Cuando fuimos jóvenes). Un@ es joven cuando tiene proyecto (mejor, compartido) y viej@ cuando lo que tiene son añoranzas.