Sábado primaveral, a ratos soleado, en ocasiones nuboso. Muy propio de esta época del año.
Ayer estuve leyendo en las páginas de televisión de Las Provincias (Grupo Correo) un interesante artículo de Mikel Labastida: ‘Escasez de Talentos’. Se refería el periodista a los prometedores números de inicio de ‘Got Talent’, programa de Telecinco presentado por Santi Millán que partió con un 21’2% de cuota de pantalla y en final (once semanas después) se quedó en un 17’7% (2’261 M de espectadores). “Habrá que dejar pasar varios años para que el mercado de talentos vuelva a florecer en España, porque está visto que padecemos de una escasez importante”, escribía Mikel.
Esa pérdida progresiva de “share” se debe, según el periodista, a la falta de sorpresa. “Posiblemente el público se cansó de esperar que llegase algún artista que le dejara con la boca abierta, que le mostrase algo que nunca se hubiese visto, que le sorprendiera por su destreza en algún campo. De eso no ha habido. Por el escenario han pasado cantantes, equilibristas o bailarines correctos, pero ninguno desbordando talento”.
Labastida también se refiere en el artículo a otros programas: ‘Top Dance’ de Antena 3, “que cuenta con un elenco que no se caracteriza por un dominio espectacular del movimiento”, o ‘MasterChef’ de La 1, porque “este año tampoco destaca ninguno por encima de la media”. Ahora amenazan con resucitar ‘Factor X’ (Atresmedia) y lanzar ‘Levántate All Stars’ (Telecinco).
Un análisis muy certero el de Mikel Labastida. Lo que ocurre es que el talento no se improvisa, y en la sociedad del espectáculo, para entretener al personal, se necesita “talento, ya”, de la noche a la mañana, sin haber pasado por las 10.000 horas (diez años, habitualmente) de práctica deliberada, de verdadero entrenamiento. Es como si se presentaran en Roland Garros o Wimbledon, en lugar de las mejores raquetas del mundo (con sus respectivos coaches), unos cuantos amantes del tenis que pasaban por allí. En lugar de excelencia, tendríamos mediocridad (sin hablar de esos supuestos “jurados del talento”, que en el mejor de los casos son famosetes).
El deporte español sorprende al mundo por la exigencia de sus entrenadores, por la preparación desde niños, por la tenacidad en la excelencia. En televisión, ni los cocineros ni los acróbatas ni los cantantes son comparables.
Susan Boyle, aquel lanzamiento televisivo (una señora de 55 años de belleza extraña que supuestamente sorprendió por su voz y llegó a lanzar disco) fue hospitalizada el pasado lunes 25 de abril tras un ataque de ira como consecuencia de su Síndrome de Asperger, que provoca altas y bajas en su estado emocional. Una fama repentina difícil de digerir. La Boyle apareció en 2009, en la tercera temporada de la versión británica de ‘Got Talent’. Cantó ‘I dreamed a dream’ (Soñé un sueño) de Los Miserables (www.youtube.com/watch?v=RxPZh4AnWyk), su video se viralizó (189’5 M visitas) y aunque no ganó (quedó segunda, tras un grupo de baile llamado Diversity; en la final volvió a interpretar la misma canción), se convirtió en un fenómeno mundial. Uno de los tres jueces del programa, Piers Morgan, dijo que le daba “el mayor Sí que había dado a nadie”. Lanzó un primer CD (en menos de medio año, 10 M de copias), un segundo y un tercero (en total, 16 M de discos).
Susan Boyle ha lanzado su autobiografía, ‘The woman I was born to be’ (La mujer destinada a ser), ha actuado ante el Presidente Obama (4 de julio de 2009, día de la independencia de Estados Unidos), ante el Papa Benedicto XVI (en Glasgow, con un coro de 800 personas). Desde su fama repentina, ha estado en un hospital psiquiátrico y hoy es un “juguete roto”. En Heathrow se enfrentó a un empleado de British Airways, fue llevada por la policía e internada.
Sí, el talento es escaso, y más en ciertos programas de televisión.
De interés es la entrevista a José Antonio Marina, mentor del área de educación y generación de talento del Human Age Institute, realizada por Olga Sanmartín hace un par de días en El Mundo: “La equidad es compatible con la excelencia”.
“El filósofo y profesor José Antonio Marina sostiene que pensamos no sólo para conocer, sino para actuar, y que el talento es, por tanto, «la inteligencia actuando de manera adecuada, brillante y eficiente». No triunfa el que es muy inteligente, sino aquel que toma las mejores decisiones y elige bien las metas: «El talento es el acto de invertir bien la inteligencia», señala. «Esta inteligencia puede cultivarse a través de una educación adecuada». De todo esto habla en su nuevo libro Objetivo: generar talento. Cómo poner en acción la inteligencia (Conecta), un libro optimista pero que, al final, saca conclusiones algo desesperanzadoras sobre la organización de la sociedad y sobre los políticos.
- Suscribe la Ley de Abrecht: «Las personas inteligentes unidas en una organización suelen tender hacia la estupidez colectiva». ¿España, en conjunto, suele tomar malas decisiones?
- Sí. España no ha tenido nunca talento político y por eso hemos tenido una historia tan convulsa y hemos perdido tantas oportunidades. Tuvimos una buena etapa, en la Transición, porque se eligieron bien las metas, al acordar de forma consensuada que había que seguir adelante. Después, hemos planteado metas que fragmentaban y hemos adoptado como política la cronificación de los problemas. Llevamos demasiado tiempo con problemas educativos... ¿De verdad no se pueden resolver? Necesitamos una nueva inteligencia política que sepa qué hacer con todo esto, que sepa cómo gestionar el futuro.
- ¿Se ha hecho de Ciudadanos? El otro día estuvo en un acto educativo de Albert Rivera y Luis Garicano.
- No. Ni de ningún otro partido. Subrayo mi total independencia porque quiero trabajar para que la educación estépor encima de las ideologías. Elaboré el Libro blanco de la profesión docente por un encargo del Gobierno del PP y, cuando el debate de Educación para la Ciudadanía, me acusaron de ser el filósofo de Zapatero, a quien no conocía.
- ¿Se queda con la excelencia que defiende el PP o con la equidad por la que apuesta el PSOE?
- Ambas son compatibles. Tenemos que ir a un socialismo de las oportunidades y a una aristocracia del mérito. En la educación obligatoria, la equidad es fundamental. La procedencia socioeconómica tiene una gran importancia en los resultados educativos. Por eso, la excelencia debe empezar, en muchos casos, por una ayuda socioeconómica a las familias y una protección especial desde Infantil. En cambio, al pasar a la educación voluntaria, la excelencia adquiere protagonismo. Por ejemplo, me parece sensato que, en los dos primeros cursos universitarios, las becas vayan ligadas fundamentalmente a la situación económica del alumno, pero que, a partir del tercero,la calidad de los resultados sea un factor preponderante.
- El mundo ha cambiado mucho en poco tiempo, pero no parece que lo haya hecho la universidad. ¿Hay un desfase entre la formación con la que salen los estudiantes y las nuevas habilidades que se demandan?
- Sí, hay un desfase. La Ley de Revans dice que, para sobrevivir, las personas, las instituciones y las sociedades necesitan aprender, al menos, a la misma velocidad en que cambia el entorno. En el caso concreto de la universidad, en España estamos muy retrasados. Hay universidades mucho más activas en EEUU y Reino Unido.
- ¿Nuestro sistema educativo sabe cómo sacar el máximo partido a la inteligencia de los alumnos?
- Sabe cómo hacerlo pero no lo hace. Ni el sistema ni los profesores están preparados. No lo están, en primer lugar, porque los currículos son disparatados y, si los profesores están obsesionados con los currículos, no pueden enseñar a pensara los alumnos. En segundo lugar, porque no tenemos formas de personalizar la educación. Y no es un problema de dinero, porque la tecnología permite que haya distintos ritmos de aprendizaje.
- En el libro habla mucho de la memoria. Existiendo internet, ¿hay que aprenderse la lista de los Reyes Godos?
- La lista de los Reyes Godos, no, pero la tabla periódica de los elementos, sí. La memoria es el órgano del aprendizaje, no se puede aprender nada si no es de memoria.Está desprestigiada por ignorancia y esto nos ha producido unos daños educativos colosales, porque se entiende que es simplemente repetir las cosas y no es sólo eso.
- «Lo que distingue al virtuoso del mediocre sólo se debe al trabajo». ¿Para qué es importante el esfuerzo? ¿La letra con sangre entra?
- No, la letra con entrenamiento entra. La inteligencia se amplía mediante la repetición de hábitos bien dirigidos. Toda buena enseñanza es entrenamiento.
- En el libro habla de lo importante que es controlarse e inhibir los impulsos. La famosa investigación de Walter Mischel mostraba cómo a los niños que son capaces de esperar y resistirse a la tentación de una golosina les iba mejor de mayores.
- Todo nuestro sistema de consumo está fundado en suscitar deseos muy fuertes y que desaparezcan inmediatamente para ser sustituidos por otros. La impulsividad está creciendo y es más importante que nunca reconocer que la primera función de la inteligencia ejecutiva es quehay que frenar el impulso para poder analizarlo.
- ¿Qué ha hecho el Ministerio de Educación con su 'Libro blanco'?
- Ahora todo está paralizado. En lo único en que estamos es en ese chismorreo del pacto.”
Socialismo de las oportunidades, aristocracia del mérito. Igualdad en el inicio, no igualitarismo después. Equidad: tratamiento desigual de situaciones desiguales. La letra con “coaching” entra. Gracias, querido José Antonio, por seguir al pie del cañón, en la movilización educativa. Y a Olga Sanmartín por una entrevista sagaz. El próximo 10 de mayo, presentación del libro ‘Objetivo: Generar Talento’ en ABANTE Asesores (Padilla, 32) de 19 a 21 horas, con el autor, Joaquín Satrústegui (uno de los mayores talentos financieros de nuestro país) y un servidor: www.joseantoniomarina.net/evento/presentacion-objetivo-generar-talento-dialogo-entre-santiago-satrustegui-juan-carlos-cubeiro-y-jose-antonio-marina/. Un diálogo a tres que promete.